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Es el número uno del tenis mundial, pero ayer demostró tener poco espíritu olímpico. Novak Djokovic fue de los pocos que se metieron con Simone Biles por abandonar porque, según él, la presión es un “privilegio” de los deportistas. Ya dicen que en boca cerrada no entran moscas.

Ayer demostró que la presión la lleva de pena. Lanzó un raquetazo a la grada y destrozó una segunda raqueta a golpes para “celebrar” el merecido bronce de Pablo Carreño. Para postres, se retiró del partido de dobles mixtos y dejó en la estacada a su compañera, Nina Stojanovic.

Oficialmente, por una lesión. En las redes, lo de la presión dio mucho juego. En tono irónico le decían que él sí que lo llevaba bien, y no como Simone Biles, que lanzó el potro a la gradería.

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