SEGRE
Universidad sin prestigio

Universidad sin prestigioSEGRE

Creado:

Actualizado:

No debe haber motivos de preocupación por el hecho de que no haya ninguna Universidad española entre las 238 primeras del mundo, solo 3 entre las primeras trescientas, ocho más antes del puesto 500 y otras 15 –26 en total– ¡antes del puesto 800! Los datos son del ranking que elabora anualmente la Universidad de Jiao Tong de Shanghai y que sirve para medir la excelencia universitaria con criterios de investigación, especialización, calidad del profesorado, etc.

Tampoco debe ser motivo de preocupación que los puestos que ocupan las Universidades españolas que están a la cabeza del ranking –la primera, la catalana Pompeu Fabra ¡en el puesto 239!– sean, en general, peores que el año anterior.

Ni tampoco que prácticamente el 66 por ciento de las Universidades españolas ni aparezcan entre esas primeras 800 Universidades. Las privadas, por cierto, incluso peor que las públicas. No debe ser preocupante porque ninguno de los rectores de las más de 70 Universidades españolas ha salido al paso de los datos ni ha hecho la más mínima autocrítica.

Y cuando hablen, si lo hacen, ya verán ustedes como se quejarán de la falta de medios económicos, del carácter generalista de las Universidades españolas, de la imposibilidad de compararse con otras –aunque tengan menor presupuesto– de la falta de autonomía corporativa, etc. Pero ninguno dirá ni se fijará en cuál es la razón de que tengamos escuelas de negocios líderes mundiales y cómo han sido capaces de llegar a la cima trabajando mucho y bien.

Los rectores no les dirán a los ciudadanos –que sufragan el 85 por ciento del coste de los estudios universitarios– por qué sigue existiendo una total endogamia en la Universidad de manera que o formas parte del equipo o no tienes ningún futuro, porque hay grados –centenares– que no tienen más de 10 o 15 alumnos en total o porqué hay facultades repetidas y tripitidas.

No escucharán a ningún rector decir que nos sobran Universidades, bastantes, que las que hay están mal gestionadas –con excepciones, claro– y que el nivel de exigencia es cada año más bajo o que el tiempo medio para aprobar una carrera está cerca del doble de lo marcado. La Universidad lleva décadas viviendo de espaldas a la sociedad. Ha perdido su prestigio.

tracking