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La confianza del consumidor sigue cayendo y las consecuencias son visibles ya en las ventas del pequeño comercio, pero también de las grandes superficies. En el mes de septiembre esa caída ha sido nada menos que del 3,1 por ciento. Circula por ahí erróneamente la idea de que la gente no consume porque los sueldos son muy bajos. Esta patraña es fácil de desmontar si se comparan estos datos con lo ocurrido en, por ejemplo, los dos años anteriores. Los sueldos eran iguales o más bajos, había más desempleo y sin embargo el consumo privado era positivo. Es también el mantra para que compremos que el SMI tiene por fuerza que tener una subida intensísima, saltándose el acuerdo al que habían llegado patronal y sindicatos, y que va a favorecer la contratación de miles de personas. Va a pasar lo contrario. El último en advertirlo ha sido el Banco de España. Una subida del 22 por ciento de golpe del SMI va a dejar fuera del mercado de trabajo precisamente a los que dicen querer defender con el alza: jóvenes, mayores en paro y trabajadores menos cualificados.

Lo que está ocurriendo es que los consumidores no están tranquilos con la evolución de la economía y del empleo. Una gran parte del empleo que se ha creado en los últimos meses es público y se están quedando fuera del mercado muchos trabajadores. Además, no solo están preocupados los consumidores. Lógicamente, los empresarios también tienen escasa confianza en la evolución económica. Las medidas que propone el Gobierno y su socio de extrema izquierda Podemos no auguran nada bueno para la inversión, la creación de empleo y la seguridad jurídica. Esta semana se lo han dicho a la cara al presidente del Gobierno. No tener un plan de medidas claro, sin cambios diarios, y muy a corto plazo para que Sánchez esté más tiempo en Moncloa, va a tener graves consecuencias.

España tiene ahora más deuda, los tipos de interés van a subir, el petróleo cuesta casi el doble, el BCE no va a ayudar como antes, hay guerras comerciales y nuestros compradores europeos tienen problemas, sobre todo Italia. La irresponsabilidad del Gobierno, con este cuadro sobre la mesa, es muy grave, si el camino es la improvisación, el pago de hipotecas y el populismo.

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