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Alejandro Sanz, ‘coach’ de luxe.

Alejandro Sanz, ‘coach’ de luxe.

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Sigue La voz (Tele 5) teniendo un gancho tremendo entre la audiencia. El miércoles, Champions incluida, llegó al 27%, 9 por ciento antes de que llegue su esperado choque de trenes con el Velvet de Antena 3, con la que competirá en día y hora. Curioso, o no tanto si se piensa bien, el caso de este talent show. El gancho del programa no radica en los prescindibles y sustituíbles concursantes, sino en los coach. Don Vasile se ha gastado la pasta para traer músicos con tirón –cada edición supera a la anterior–que hagan ver que se lo pasan bien, y muchas veces no hace falta que finjan, porque lo cierto es que se lo pasan en grande en el plató. En la presente edición están Alejandro Sanz como máxima estrella, secundado por Malú, Melendi y Manuel Carrasco. Los cuatro gritan, vociferan, rompen pulsadores, se desgañitan, fichan para su equipo a los que creen mejores y se pican entre ellos para regocijo del personal. Sin embargo, cabe meditar sobre un reportaje que leí esta semana acerca de los ganadores de ediciones anteriores. Todos han caído en el más demoledor de los olvidos.Sigue La voz (Tele 5) teniendo un gancho tremendo entre la audiencia. El miércoles, Champions incluida, llegó al 27%, 9 por ciento antes de que llegue su esperado choque de trenes con el Velvet de Antena 3, con la que competirá en día y hora. Curioso, o no tanto si se piensa bien, el caso de este talent show. El gancho del programa no radica en los prescindibles y sustituíbles concursantes, sino en los coach. Don Vasile se ha gastado la pasta para traer músicos con tirón –cada edición supera a la anterior–que hagan ver que se lo pasan bien, y muchas veces no hace falta que finjan, porque lo cierto es que se lo pasan en grande en el plató. En la presente edición están Alejandro Sanz como máxima estrella, secundado por Malú, Melendi y Manuel Carrasco. Los cuatro gritan, vociferan, rompen pulsadores, se desgañitan, fichan para su equipo a los que creen mejores y se pican entre ellos para regocijo del personal. Sin embargo, cabe meditar sobre un reportaje que leí esta semana acerca de los ganadores de ediciones anteriores. Todos han caído en el más demoledor de los olvidos.

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