Perdiendo los papeles

Para muchos entrenadores (y aquí podríamos incluir directivos y a bastantes jugadores), los periodistas son como una especie de grano en el culo, de daño colateral que va incluido en el cargo y en el sueldo pero que cuanto más lejos, mejor. Acudir a las ruedas de prensa, pre y post partido, les supone un sacrificio hercúleo que la mayoría no se molestan en disimular. Luis Enrique es uno de ellos –como Mourinho, Van Gaal o el mismo Guardiola–. Le sobra mal genio y le falta mucha mano izquierda y que alguien le recuerde, como a los emperadores romanos tras una victoria, que no deja de ser mortal. También es verdad que esa animadversión nos la ganamos a pulso –recuerdo una pregunta en la sala de prensa del Camp d’Esports, hace ya unos años, a un entrenador visitante tras una derrota: “Que más tiene que pasar para que se vaya?”–.Pero el martes, tras el varapalo del PSG, el técnico del Barça perdió lamentablemente los papeles con el periodista Jordi Grau de TV3, que le hizo un par de preguntas de lo más ligth pero que se ve que escocieron. Lamentable todo, la verdad.