Una serie de mucho peso

Vamos a dejar a un lado el acierto de Atresmedia de aprovechar la publicidad gratuita de la serie Fariña con el secuestro, por orden judicial, del libro del periodista Nacho Carretero que da origen a la producción de Bambú para Antena 3. Una publicidad que ha hecho que las ventas del libro se hayan disparado ­–por internet se paga ya el triple de su coste inicial en las librerías– y que haya, por ejemplo, listas de espera en el Círculo de Lectores. Antena3 estrenó el capítulo piloto, sin el montaje definitivo, y arrasó en audiencia, a la espera de las nuevas entregas que no tienen todavía fecha fijada. Por lo que pudimos ver el miércoles, Fariña tiene hechuras de gran serie, alejándose su productora de sus últimos y exitosos melodramas románticos –Velvet, Tiempos de guerra, Las chicas del cable– para adentrarse en el narcotráfico gallego de los años 70 y 80. Tensión, algo de sexo, denuncia social de la deprimida Galicia de la época y un toque de humor con el gag de Escobar, toda una declaración de principios, y un gran trabajo actoral dando vida a Terito, Charlin, Oubiña y Sito Miñanco.