Leo Messi está que no para. Ni en lo deportivo ni en lo privado. Además de sus ingresos por jugar como los ángeles al fútbol –lástima que en la selección argentina no estén por la labor y así les va– tiene otro verdadero filón económico en sus promociones publicitarias. Ahora es el deportista mejor pagado del planeta con unos ingresos que van más allá de los 111 millones de dólares anuales. Mucho más de lo que percibe como futbolista. En la pequeña pantalla, y por tercer año consecutivo, lo menos patrocinando una conocida marca de patatas fritas que tiene una estrecha vinculación con la Champions League. Ahora que el Barcelona ya está en semifinales –habrá que ver si ante la inminente eliminatoria con el Liverpool habrá una variante en el anuncio– aparece solo, vestido de smoking, con música operística de fondo y en plan director de orquesta, que en realidad es de lo que ejerce en un terreno de juego. Pero durante la ronda de cuartos con el Manchester compartía anuncio con el portero del United, David de Gea. Messi le robaba las patatas de la bolsa. Una premonición que fue real.
