Tienen razón. Dos días seguidos hablando de lo mismo puede ser perjudicial para la salud mental de los lectores, pero ¿qué quieren?, los acontecimientos se precipitan, como escribían los autores de folletines del XIX, y hay que prestarles debida atención. El caso es que en el debate que presenta Jordi González y que tan pingües beneficios está proporcionando, en el campo de la audiencia, a Cuatro, se produjeron dos hechos, podría decirse que insólitos, de no ser porque en Mediaset este concepto está ya más que superado, pero cuando menos curiosos. Por un lado, así por las buenas, Encarna (1961) y Toñi (1963) Salazar, las Azúcar Moreno, se han ido de la isla. Según explicaron para cabreo de González, que las despidió con un “adiós, muy buenas”, porque no competían bien. Pero es que de manera simultánea, Violeta Mangriñán, peculiar mujer forjada en Mujeres y hombres y viceversa, volvió al comprobarse en Madrid que no estaba embarazada (ese era el tremendo secreto de hace unos días), rompió con su novio, Julen, en directo y confesó su amor por Fabio.
