Aunque pueda parecer imposible, en Mediaset están convencidos que el mundo, con todo lo que está cayendo, gira en torno a la casa de Guadalix de la Sierra. Bien sea porque lo creen realmente o porque aplican aquella máxima de los Césares y emperadores romanos (utilizada también por dictadores del siglo XX) de “pan y circo”. El caso es que todo el universo de Don Basile se aplica, y de qué manera, para elevar a la categoría de trascendental las pueriles (y muchas veces ridículas) polémicas de los concursantes que de VIP no tienen ni el nombre y cuyo único mérito es haber sido en alguna ocasión “ex” de alguien y además, que eso sí que lo tienen, es que entre cuatro, o menos, han ido intercambiándose parejas y relaciones, lo que volvería locos a los más centrados de los genealogistas. Pues bien, allí siguen los supervivientes entre indolentes y excitados con la relación entre Kiko Jiménez y Estela como punto culminante y con sus parejas en las galas. Ahora entra en la casa un tal Pol Badía, exboxeador, exnovio de una interna y ahora mismo pareja del Maestro Joao.
