La casa de los líos

Luis Rubiales (Las Palmas, 1977) es un tipo impredecible, de reacciones viscerales. Aquí ya las sufrimos en nuestras propias carnes, con su espantada de la UE Lleida en plena temporada 2000-2001. Y por lo que se ve no ha cambiado. Desde su llegada a la presidencia de la Federación Española de Fútbol siempre ha estado montado en la polémica, cosa que ha dado carnaza a los medios escritos, radiofónicos y televisivos, que han ido destapando sus fobias y filias con el máximo director del fútbol español: su propia llegada al cargo, la incesante y sangrienta guerra con Tebas, el presidente de la Liga de Futbol Profesional; la precipitación en cargarse a Lopetegui cuando supo que había fichado por el Madrid, perjudicando a la selección en el Mundial de Rusia; llevar la Supercopa a Marruecos primero y ahora a Arabia Saudí y llevando muy mal, sobre todo en las formas, la vuelta de Luis Enrique. Estos días las teles no dan abasto con el tema y con el de la Supercopa, donde Rubiales hará caja, seguro, pero se puede quedar sin tele (Movistar es la única opción que le queda) y sin aficionados.