Igual solo es una apreciación mía, pero me da la sensación de que la nueva Copa Davis no está triunfando todo lo que debería triunfar tratándose de una inversión, por parte de la empresa Kosmos de Gerard Piqué, de 3.000 millones de euros. No vemos un entusiasmo generalizado en los medios de comunicación, sobre todo en las televisiones (los partidos de España solo pueden verse en Vamos, y el resto, en Movistar). De hecho se habla más de lo anecdótico que de lo principal: gradas vacías salvo cuando juega España, demasiadas ausencias de raquetas importantes a excepción de Rafa Nadal, obligado por jugarse en Madrid, y Djokovic, convencido a última hora por Piqué. Además, horarios imposibles (el doble de Italia-Estados Unidos acabó a las cuatro de la mañana) y con el propio Piqué viviendo a caballo entre los entrenamientos del Barça y el torneo. Si hasta en Deportes Cuatro preguntaron a las señoras de la limpieza (ojo, señoras...) si estaban cansadas de tanto trajín. Seré antiguo, pero la Davis era la que retransmitía en blanco y negro Juan José Castillo, el de “¡entró, entró”!
