Escribimos esto antes de ver el MasterChef de La 1 de este lunes. Y lo hago porque es indistinto lo que decida el programa (que ya está decidido, grabado y editado) sobre la suerte de Saray (Jesús Carrillo cuando se atrevió a concursar en Casados a primera vista de Cuatro). Después de ser expulsada del paraíso por los ángeles custodios revividos en forma de Jordi Cruz y Pepe Rodríguez por ser la más indigna de las concursantes del programa (¡hasta pidieron perdón al público por seleccionarla!) van y la ponen en la repesca. La transexual, que aspira a formar parte de la nómina de Mediaset (y tiene currículum para hacerlo), ha denostado al programa hablando de marginación, xenofobia y homofobia y decir barbaridades como que “jamás me presenté al programa ni pensé en hacerlo” (entonces, ¿por qué aceptó entrar en el casting?). En fin, allá cada uno con su conciencia, pero si la han repescado será una injusticia por el resto de compañeros expulsados, y si todo es un teatrillo vergonzoso, demostrará que MasterChef ya no tiene nada de gastronomía y mucho de reality.
