A ver. Ya sabemos que la información es necesaria y la actualidad manda y que en caso de duda mejor pecar por exceso que por defecto, pero, de verdad, de verdad ¿está justificado tanto despliegue mediático por las elecciones presidenciales en Estados Unidos? Vale, aceptamos como animal de compañía que cuando EEUU mueve las alas o saca las garras se produce un tsunami que hace temblar a medio mundo, o más. Pero con todo me cuesta entender que aquí, con la que está cayendo, se dediquen tantas horas de programación radiofónica y televisiva sin reparar en gastos con programas especiales y masivos desplazamientos para seguir los acontecimientos in situ.
Además del cansancio, por agotamiento, se modifican parrillas dándose el caso de Alfons Arús, que ayer miércoles vio como le trasladaban su magacín matinal de La Sexta a Neox (vale, con la moción de censura de Vox ocurrió lo mismo) para colocar en su lugar el especial Al rojo vivo: Objetivo la Casa Blanca (sí, como la película de Antoine Fuqua del 2013 con Gerard Butler). Una exageración, la verdad.
