Una ofensa a los 'pota blava'

Cicerón en su primera catilinaria escribía aquello de “quousque tandem abutere, Catilina, patientia nostra”. Aquí podríamos sustituir Catilina por Marc Ribas y la cosa quedaría que ni niquelada. Nunca nos ha gustado Joc de cartes, el programa que cíclicamente presenta en TV3 porque nunca sabe uno si se encuentra ante un ejercicio de divulgación gastronómica o un reality culinario, pero reality al fin y al cabo.

La idea de promocionar la marca Catalunya a través de los fogones queda diluida en el absurdo enfrentamiento entre cuatro restauradores que han de votarse entre sí para ver quién resulta ganador. La gota que colmó nuestra paciencia esta última semana se produjo en el espacio dedicado a dilucidar quién era el mejor cocinero en pota blava, raza con denominación de origen en el Baix Llobregat. Competían tres locales de El Prat y uno de Cervelló dirigido precisamente por un leridano.

Ganó este cuando solo tenía un plato de dicho pollo en la carta y además confesó que lo suyo eran las cabras y no las aves. Está claro que las redes sociales ardieron.