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‘Ciberbulling’, el acoso diario a niños y adolescentes

‘Ciberbullying’, l’assetjament diari de nens i adolescents

‘Ciberbullying’, l’assetjament diari de nens i adolescents

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La Fundación ANAR presentó la semana pasada el primer estudio sobre el ciberbulling desde la perspectiva de los menores afectados. Este suele ser un fenómeno de menores contra menores. El teléfono móvil es la herramienta más habitual para acosar telemáticamente a un menor y el WhatsApp la aplicación más utilizada hasta el punto de estimarse que el 81% de los afectados reciben el acoso por ese medio, mientras que por las redes sociales discurre el 36,2%. Las víctimas son de familias convencionales sin problemas económicos y, en el 86% de los casos, los ciberacosadores pertenecen al mismo entorno de la víctima. Uno de cada cuatro casos se produce a través del móvil y las redes sociales dejando siempre secuelas psicológicas en el 92% de los casos. Actúan en grupo de entre 2 y 5 menores del mismo sexo. Las chicas son víctimas en el 70% de los casos y el acoso no cesa en el recinto donde se estudia si no que se extiende a cualquier hora y en otros ámbitos, el acoso no descansa.

Motivación

El tipo de agresión más común es el insulto, la ofensa de palabra, la difusión de videos y fotos comprometidas, o el acentuar ridiculizando los defectos físicos del agredido, burlándose de sus características físicas (ser gordo, llevar gafas, tener limitación física como cojera, estrabismo, etc.) El acoso responde siempre al deseo de venganza del agresor y a su propia agresividad. Los sexos favorecen en tales casos diferencias: Las chicas lo realizan por cualquier causa que haya podido pasar entre ellas como puede ser sacar mejores notas, haber dejado de ser su amiga íntima o robarle un novio, mientras que los chicos centran sus ataques en las deficiencias de carácter físico de la víctima sin que se incluyan motivos sentimentales.

¿Existen soluciones?

El ciberbulling comienza a los 13 o 14 años entre los adolescentes y a partir de los 11 años en el resto de niños. Los centros escolares en el 70% de los casos han reaccionado positivamente ante el fenómeno. La dificultad estriba en ser hechos entre menores que suelen acontecer en el centro educativo. El fenómeno se considera de alta gravedad, pues se une a acciones físicas de acoso y agresión

Consejo legal

Los padres harán bien en controlar los móviles y ordenadores de sus hijos. El Código Civil los hace responsables de los perjuicios que los menores puedan causar con su comportamiento. Si el menor envía además fotografías propias o videos de alto contenido erótico o pornográfico, los padres podrían verse comprometidos penalmente.

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