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Divorcio y mascotas

Divorcio y mascotas

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Un perro, un gato, u otro tipo de mascota se están convirtiendo en protagonistas de enconados debates judiciales entre marido y mujer cuando deben repartirse esa clase de bienes como consecuencia de un divorcio. Los jueces están dando curiosas soluciones al tema. Los acuerdos mutuos sobre animales domésticos son aprobados sin problemas por la judicatura siempre que ello no suponga una situación de maltrato animal. Cuando no hay paz entre la pareja sobre quién se queda con el querido gato o el fidelísimo perro, los jueces se han pronunciado en diversa forma.

La opinión de los jueces:

Si existe una titularidad clara sobre quién era el dueño del animal, con anterioridad o durante el matrimonio, los jueces adjudican la mascota a quien aparece como propietario titular en la cartilla veterinaria correspondiente. El otro cónyuge, si llega a demostrar que a pesar de esa titularidad era él quien siempre lo tenía en su compañía, lo cuidaba y de futuro el animal no dispondrá de un hábitat semejante o menos confortable, suelen decidir prescindiendo el dato de la titularidad y lo adjudican a quien habitualmente lo cuidaba. Las dos reglas anteriores quedan rotas cuando se pude demostrar que era un hijo menor quien cuidaba y disfrutaba de la mascota, en tales casos, los jueces se inclinan por adjudicar el animal al cónyuge a quien se le ha dado la custodia del menor. Se resuelven también otras cuestiones de tipo mixto como son si el integrante de la pareja al que no se le adjudicó el animal debe disfrutar del mismo algún día o algunas horas semanales y también si ese miembro de la pareja asume el 50% de los gastos de mantenimiento y atención veterinaria del animal.

Razones de esta problemática:

Dos son las razones que se apuntan como resultado del incremento de esta problemática: en primer lugar, la abundancia de matrimonios sin hijos donde las mascotas reciben un trato filial y en segundo que, estadísticamente, el 49,3% de los hogares conviven con animales domésticos. Cuando el animal se compró o adoptó conjuntamente por la pareja quien cede voluntariamente la titularidad y propiedad del mismo, suele pedir compensación económica por ello.

Consejo legal

La parte positiva de lo narrado tiene una contraparte negativa que usted debe evitar: vengarse en la mascota de las diferencias o batallas surgidas en el divorcio. Recuerde que el maltrato animal es un delito y su proceder podría ser castigado con una sanción penal.

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