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Liderazgo o poder

Liderazgo o poder

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Se nace líder y se muere líder? Todo depende, no es lo mismo liderar que ejercer un cargo de poder. A veces viajan en sintonía. Pero otras, la autoridad abandona al líder en su propia ruta de autoproteger su existencia. A priori, un buen líder tal vez no debería sentir ansiedad por el mando y es la propia naturaleza del liderazgo la que puede acercarlo al ejercicio del poder.

Maduro o Erdogan ¿son líderes o lo fueron? ¿En qué momento se cambian las prioridades del servicio al bien común por pasar al ejercicio del dominio y el control en su sentido más autoritario? Los altos dignatarios de la FIFA ¿asumieron sus cargos con la intención del ejercicio de la corrupción o fue el tiempo y el control de todo su entorno que los llevó al lado oscuro?

El poder forma parte de la naturaleza más biológica del individuo. En unos más desarrollada que en otros pero en general siempre ha resultado atractivo. A la mayoría le gusta el reconocimiento o influenciar en los que le rodean. En una sociedad colectiva es necesaria la organización de estructuras jerarquizadas y un reparto de tareas para el buen funcionamiento del sistema social. Se hacen necesarios líderes, individuos que manden a otros los cuales es imprescindible que sean reconocidos por demás. Ese reconocimiento es siempre esperado y deseado por el que asume el poder. Si se rompe, se entrará en una fase de conflicto que puede derivar en la salida del líder o bien en su transformación a actitudes más autoritarias para evitar la pérdida del dominio.

Erdogan pasó de ser un líder reconocido, seguido e identificado por su pueblo a ser un presidente que ejerce e impone su mando a toda costa con el objetivo de conservar su posición. El poder cambia las prioridades del individuo. Del hacer el bien común a la propia supervivencia del mismo.

Se da la paradoja que el poder da libertad al que lo ejerce pero al mismo tiempo lo esclaviza para evitar perderlo. Una libertad de acción para mantener la silla.

Si es necesario se cambiarán las normas del estado de las cosas en aras de su propia protección. Para ello se saltarán en muchos casos los límites éticos, morales, las normas de la propia convivencia e incluso la legalidad vigente. Solo se necesitan crear nuevas normas o leyes a la medida de las necesidades del mandatario. Es el momento en que los poderosos actúan en beneficio propio. El momento en que pierden las cualidades y capacidades que les llevaron a ejercer ese cargo.

El poder transforma al individuo. Cuanto más tenga y más tiempo lleve ejerciéndolo mayor será la metamorfosis del gobernante.

Kibeo Lee hablaba de la tríada oscura de la personalidad del poderoso basada en una mezcla de rasgos maquiavélicos al que se les sumaban dosis de narcisismo y psicopatía. Es el perfil del perfecto absolutista.

Con sólo observar a nuestro alrededor nos daremos cuenta de que tal vez no encontremos tantos verdaderos líderes. Lo que seguro que detectamos sin mucho esfuerzo son a esos autoritarios a los que hacíamos referencia.

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