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El mercado de trabajo español, una asignatura pendiente

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El Ministerio de Empleo y Seguridad Social, en su informe relativo al mes de mayo pasado, pone de relieve que desde la última reforma laboral en 2012

y coincidiendo con la grave crisis económica padecida por España, y otros países de nuestro entorno, ha habido una mejora en las variables de creación de empleo, y por tanto de destrucción de puestos de trabajo que, en ocasiones, ha supuesto mejorar la situación laboral existente antes de la citada reforma.

Analicemos los datos más relevantes: España ha recuperado la mitad del empleo destruido por la crisis: 1.971.475.

El número de afiliados se incrementó en 212.216 personas.

En el cuarto trimestre de 2016 el empleo equivalente a tiempo completo ha tenido un crecimiento interanual del 2,7%, mientras el PIB experimentó un crecimiento del 3%.

El número de parados disminuyó en 129.281 personas, lo que representa un -10,92% respecto del mes de abril de 2017. España lidera la reducción interanual del desempleo en la Zona Euro.

La contratación indefinida a tiempo completo crece en 2017 a un ritmo del 13,04% y durante los últimos 39 meses se ha consolidado el periodo más prolongado de incrementos de contratación indefinida de la serie. Se ha recuperado el 72% del empleo indefinido destruido por la crisis y el 33% del empleo temporal.

Casi el 75% de los asalariados tiene un contrato indefinido, incrementándose en 6 puntos desde el inicio de la crisis. El 0,87% de los asalariados tiene un contrato inferior al mes.

En los últimos 12 meses se crearon 365.200 empleos a tiempo completo frente a 43.400 a tiempo parcial.

Desde la recuperación el 91,4% del empleo recuperado es a tiempo completo.

El sector privado sigue siendo el motor de la recuperación. El 96,4% del empleo recuperado ha sido en el sector privado (+1.434.300 sobre 1.487.700 total). Se crea empleo joven a un ritmo del 9,85% anual, más del doble que la media. Hay 1.200.000 mayores de 45 años más trabajando que a finales de 2011. Se evidencia un descenso intenso del paro de larga duración que cae por encima del 16%. El 83,9% de las personas que abandonaron el paro en el último año eran parados de larga duración.

En lo que llevamos de 2017 la contratación entre personas con discapacidad se incrementa un 20%.

Ahora bien, como cualquier estadística está sujeta al elemento no solo comparativo sino al relativo. Debe tenerse en cuenta cuál sea la realidad del mercado en sus grandes magnitudes, pues en caso contrario relativizaríamos las cifras considerándolas tan solo en un determinado espacio temporal.

La realidad es que aún cuando se está creando empleo a un ritmo alto, continúa siendo de escasa calidad. El trabajo en España peca de precario, con un mayor porcentaje de trabajos temporales que indefinidos, a jornada parcial que temporal.

De esta manera, en diciembre de 2016 se firmaron en España casi 1,7 millones de contratos laborales. De ellos, el 92,8% fueron temporales y el resto, un 7,2%, indefinidos. En el conjunto de 2016, se formalizaron cerca de 20 millones de contratos, de los que el 91,43% fueron temporales (18,2 millones) y el 8,57% indefinidos (1,71 millones), según datos del propio Ministerio de Empleo y Seguridad Social. De los contratos indefinidos, 986.858 son a tiempo completo y el resto a tiempo parcial. El porcentaje de temporalidad, del 92,8%, es solo ligeramente superior al que se registraba, por ejemplo, hace treinta y dos años, en 1985 (91,24%).

La edición 2017 de Perspectivas del empleo (

Employment

Outlook) de la OCDE, que proporciona una evaluación internacional de las tendencias recientes del mercado de trabajo y de las perspectivas a corto plazo, llega a cuatro conclusiones esenciales: 1ª) El mercado de trabajo español tiende a situarse por debajo del promedio de la OCDE en todos los indicadores, con excepción de la calidad de ingresos en la que España se sitúa apenas en el promedio. 2ª) España se sitúa en el tercio inferior de los países de la OCDE en seguridad en el mercado de trabajo, tensión laboral y la proporción de personas en edad laboral que viven con menos del 50% del ingreso mediano (el más alto de la OCDE). 3ª) La brecha de empleo de los grupos potencialmente desfavorecidos también es peor que la media. En particular, la probabilidad de tener un empleo para los jóvenes que no están en educación a tiempo completo es un 18% inferior a la de los hombres de edad intermedia. Y, 4ª) La seguridad del mercado de trabajo ha empeorado y la proporción de personas en edad de trabajar que viven en hogares pobres ha aumentado, en gran medida como resultado de la profunda y prolongada crisis económica.

Esta excesiva temporalidad aboca, en muchos supuestos, en una devaluación salarial y en la precarización de las condiciones de trabajo.

Frente a este panorama, cabe incentivar aún más la contratación indefinida a jornada completa y simplificar las actuales modalidades de contratación, potenciando la negociación colectiva, objetivando y concretando las causas de temporalidad, y mejorando la formación de los trabajadores, en especial los jóvenes, incluyendo el conocimiento de idiomas, que deberán enfrentarse a los nuevos retos del futuro, ya presente, de las nuevas tecnologías, evitando con ello la sustitución de la mano de obra por otra totalmente robotizada, cuestión esta que ya he tenido ocasión de comentar en este mismo diario.

Un ejemplo de previsión nos lo da el Gobierno alemán, que el pasado 30 de agosto aprobó un plan para la formación de trabajadores cualificados destinado a paliar el déficit ya existente en su mercado laboral, que, según estimaciones actuales, podría ampliarse hasta llegar a tres millones de puestos vacantes para 2030.

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