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El síndrome del trabajador quemado ('burnout')

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El pasado mayo, la asamblea de la OMS acordó que a partir del año 2022 el síndrome del trabajador “quemado”, del inglés burnout (quedarse quemado, fuera de juego, exhausto), estaría incluido dentro de la Clasificación de Enfermedades y Problemas Relacionados con la Salud. El trastorno viene ocasionado por un entorno laboral que somete al empleado/a a una situación de estrés crónico capaz de provocar efectos negativos, tanto al trabajador –que acaba sufriendo un desgaste emocional, como a la empresa– a través de una reducción de la efectividad de quien lo padece y empobreciendo el clima laboral entre el resto de miembros de la Organización.

Efectos del estrés

El estrés nace como consecuencia de tener que enfrentarnos a una amenaza, tenga o no origen laboral. Cuando la causa que lo provoca está en el ámbito del trabajo, la conocemos bajo el nombre de burnout. Ante una situación desencadenante de estrés, nuestro cerebro reacciona y da órdenes para que se liberen hormonas como el cortisol, capaz de provocar importantes reacciones fisiológicas: aumentar nuestra frecuencia cardíaca y la cantidad de glucosa en sangre o la supresión puntual de la actuación de nuestro sistema inmunológico. Todo ello, y al igual que ocurriría en una instalación industrial, estaría orientado a la búsqueda de la mayor eficiencia energética, dedicando por parte de nuestro organismo la mayor parte de la energía disponible a afrontar o huir de la amenaza a la que está siendo sometido. Como puede deducirse de lo apuntado, la supresión puntual de nuestro sistema inmunológico deja nuestro organismo en una situación de riesgo que explica los efectos negativos a los que nos vemos sometidos en las situaciones de estrés.

¿A quién afecta el ‘burnout’?

Afecta especialmente a los trabajadores que más relacionados están con la atención al público: personal sanitario, cuidadores, profesores, funcionarios de prisiones, etc. Y entre estos, a quienes, teniendo la mayor implicación, cuentan con menor resistencia al estrés. Según Antoni Bulbena, Director de Investigación del Instituto de Neuropsiquiatría del Hospital del Mar, el síndrome aparece también en las personas con ansiedad y depresión, aunque en el caso del burnout, estos son de menor intensidad. Se detectan casos en otras profesiones (directivos, mandos intermedios, etc.), en los que la sobrecarga de trabajo, la falta de reconocimiento o de apoyo institucional lleva a los trabajadores a sentirse desprotegidos, sobrepasados y, en definitiva, quemados. Estudios actuales señalan que el burnout afecta al 10% de los trabajadores y, entre ellos, al 3% con repercusiones graves. Si queremos que los empleados no sufran los efectos negativos derivados de la situación del estrés en el trabajo, deberemos evitar las causas que los provocan, ofreciéndoles apoyo y una autonomía acorde al grado de responsabilidad que les corresponde por su posición en el organigrama.

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