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COLABORACIÓN

El preso político de los políticos presos

José Ignacio Llorens y Dante Pérez (derecha).

José Ignacio Llorens y Dante Pérez (derecha).LLEONARD DELSHAMS

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El grotesco espectáculo que nos ha deparado estos días la fallida investidura a la Presidencia del Gobierno ha puesto en clamorosa evidencia que España no se puede gobernar con un Gobierno Frankenstein como ya lo bautizó Rubalcaba y otros destacados dirigentes socialistas. Y aunque, al final, la negativa de Podemos a entrar en el Gobierno pueda percibirse con cierto alivio; el peligro subsiste porque en el horizonte solo se vislumbran pactos Frankenstein –Sánchez ya ha elegido en Navarra y tantos sitios– o nuevas elecciones.

Y es que no hay efectos sin causa. Cuando el candidato Sánchez apela al respeto a la lista más votada o a la abstención patriótica de los que continuamente descalifica; habría que recordarle que fue precisamente él quien, con tan solo 84 diputados, fue el inventor del NO es NO y quien impulsó una insólita moción de censura en contra del candidato y el Partido que había ganado las elecciones con 137 diputados, que prosperó gracias al apoyo de la ultraizquierda de Podemos, de los que quieren romper España y del brazo político de ETA; en cuyas manos se encuentra.

Después de pedirle a Pablo Iglesias; al que había enviado a las cárceles a explorar el apoyo de los golpistas a los PGE, a los que llama, eso sí, con propiedad políticos presos; resulta patético que le pida que no le convierta a él, a Sánchez, en preso político de los políticos presos. Y no solo se lo pide a Podemos, también al PP y a Cs. A todos, para que lo liberen de un chantaje por el apoyo recibido para convertirse en Presidente del Gobierno y que ahora reitera para continuar.

Y esta es la tragedia del momento político actual. Un Partido Socialista que es un Partido de Estado esencial en la construcción de la Transición y de la Constitución irresponsablemente entregado a un personaje dispuesto a pagar precios que no puede asumir ni España, ni la Democracia, ni la Constitución ni su propia supervivencia en la Moncloa; porque entregar la Vicepresidencia del Gobierno a quien hace solo seis meses pedía guillotina para el Borbón, es poner la suya propia en remojo.

No ha pasado tanto tiempo desde el 31 de mayo de 2018. A los que tan aficionados son a repasar la Memoria Histórica, que la sitúan dónde y cuándo les conviene, es hora de recordarles que la moción de censura tenía el objetivo de convocar elecciones inmediatamente. Ha pasado más de un año para hacerlo, tiempo suficiente para que Sánchez haya conducido a su Partido y al Gobierno a un insoportable clima de radicalidad, sectarismo e indecente manipulación de la opinión pública. El frentismo que instauró ZP con el Pacto del Tinell y el cordón sanitario ha reaparecido con más fuerza todavía.

Y el promotor del NO es NO lo es ahora de lo que se denomina El Relato; según el cual todo lo que está a la derecha del PSOE es arrojado al pozo del fascismo. Y es por lo que creo que todos los que tenemos algo que decir no podemos dejar de hablar ante los que nos quieren silenciar.

Los que no pertenecemos a organizaciones feministas, ecologistas o progresistas no vamos en contra de las mujeres ni del medio ambiente o del progreso económico; milagrosamente sostenido aún en España gracias a que todavía seguimos con los Presupuestos de Rajoy. Los que no somos separatistas somos tan catalanes como los que quieren romper con España y tanto perjudican a Cataluña. Y los que se empeñan en segmentar y enfrentar a la gente, solo van a conseguir que tengamos más fuerza cada día para unirla.

Algún día, como en tantas democracias occidentales, llegarán gobiernos de coalición. En el caso de España, entre los dos grandes partidos que se han alternado en el Gobierno desde la restauración de la Democracia. El problema, ahora mismo, es que es imposible fiarse de quien pide la abstención del centroderecha para evitar el Gobierno Frankenstein que nos ha llevado a la situación actual mientras lo repite en Navarra y en tantos sitios.

Y, francamente, el Trío de Colón resiste cualquier tipo de comparación ante la tropa Frankenstein. Porque PP, Cs y Vox defienden la unidad de España, la Constitución, la Transición y la Monarquía Parlamentaria frente a los que quieren destruir los grandes valores compartidos por la sociedad española que nos han permitido alcanzar los actuales niveles de democracia, progreso económico y bienestar social. Por lo que, ante una eventual repetición electoral, el centroderecha debería abandonar intereses partidistas y absurdos complejos que le intentan inocular los adversarios y presentar listas conjuntas para optimizar resultados y darle salida a la penosa situación nacional actual. Para terminar, le deseo, amable lector, unas buenas vacaciones y permítame que me despida con un nada fascista: Visca Catalunya y Viva España.

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