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Hoy más que nunca, el agua fuente de vida

Presidenta de la Confederación Hidrográfica del Ebro

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Domingo 22 de marzo, 7º día de confinamiento por el coronavirus y Día Mundial del Agua: difícil simbiosis.

Vivimos una situación totalmente extraordinaria de crisis sanitaria nunca vista hasta ahora en nuestro país, que, por primera vez, limita nuestros movimientos y nuestra vida cotidiana y nos obliga a quedarnos en casa. Haciendo de la necesidad, virtud, esta puede ser una buena ocasión para una cierta reflexión (hoy tenemos tiempo) sobre algunas de las cosas que damos por supuestas diariamente. Una de ellas es el agua.

Agua limpia, garantizada, que disciplinadamente amanece cuando abrimos el grifo, que nos permite “quedarnos en casa” sin temer por nuestro bienestar; que no hay que ir a buscarla, que satisface nuestra sed y la de los nuestros cada vez que la necesitamos, que nos permite lavarnos las manos para evitar el contagio.

Porque, ¿nos hemos parado a pensar cómo se podría gestionar esta crisis sin el acceso y garantía que tenemos al agua en nuestro país? ¿Hemos reflexionado suficiente sobre cómo se hace frente a crisis sanitarias como esta en aquellos países que no tienen la posibilidad de garantizar unas mínimas medidas de higiene personal al no tener acceso a agua corriente? Según UNICEF, 3.000 millones de personas no pueden lavarse las manos, siendo este –si se hace correctamente– un gesto básico y sencillo pero fundamental para evitar el contagio. Sin embargo, solo tres de cada cinco personas en el planeta cuentan con instalaciones básicas para lavarse las manos.

En esta situación sin precedentes, en la que se nos pide un pequeño sacrificio personal en beneficio de la comunidad, detengámonos un rato en valorar y apreciar lo que el agua hace por nosotros y lo que nosotros podremos hacer por el agua.

Enseñémosles a nuestros hijos el valor del agua, el valor de respetarla, de cuidarla. Enseñémosles simplemente lo que vale que podamos abrir cada mañana el grifo y el agua surja; el esfuerzo que ha supuesto para un país como el nuestro garantizar el acceso al agua para toda la población y el reto que nos queda por delante para seguir aprovechándola razonablemente, para no deteriorarla, para preservarla como elemento fundamental de la biodiversidad.

A lo largo de esta semana hemos vivido, además, nuevas tormentas que han descargado sobre nuestra Cuenca, esta vez, afortunadamente, sin afecciones graves. Situaciones de emergencia que se están produciendo frecuentemente y que nos obligan, cada vez más, a anticiparnos y estar preparados. Fenómenos naturales extremos que nos obligan a dar lo mejor de nosotros mismos y a aprender, como ahora, de situaciones límite para no repetir errores del pasado. Adaptarse a lo que viene: prevenir, proteger, prepararse y restaurar.

Estas avenidas se han gestionado tanto en la margen izquierda como en la derecha porque, como otros servicios públicos básicos, todas las Confederaciones –y la del Ebro en particular– mantienen sus funciones de prevención de avenidas, de información hidrológica, y también y sobre todo, de abastecimiento en alta de los distintos usos de la Cuenca, especialmente el de abastecimiento.

Se trata de un servicio crítico en el que todos los operadores, en alta y en baja, públicos y privados, concentran sus esfuerzos para que no nos falte la posibilidad de ese gesto sencillo y básico, fundamental para evitar el contagio: lavarse las manos.

Hoy es un día de reflexión colectiva. De la importancia de la salud, y de la importancia del agua para garantizar nuestro bienestar. Como dice Naciones Unidas, “el agua es crítica para el desarrollo sostenible incluyendo la integridad del medio ambiente y el alivio de la pobreza y el hambre, y es indispensable para la salud y bienestar humanos”. Feliz domingo.

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