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El mundo que nos viene: las nuevas tendencias post-Covid-19

(*) Borja Arrizabalaga Uriarte és experto en Lean management, excelencia operacional y sistemas de gestión integrales, consultor y profesor de INGENIO, leadership school

El mundo que nos viene: las nuevas tendencias post-Covid-19

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El repentino parón de la actividad (un bloqueo decidido por los Estados) en todos los países del planeta está produciendo un doble impacto en la demanda y la oferta que tendrá efectos irreversibles.

Su magnitud generará cambios en la economía, nuestro comportamiento, nuestras empresas y nuestra forma de entender el nuevo mundo. Aquí podrían estar algunos de ellos que se han identificado:

–Tres grandes bloques se consolidarán en el mundo: China, los Estados Unidos y Europa.

Tanto la producción como el comercio se regionalizarán, volviendo a los lugares de consumo, con la ayuda de la robótica, la impresión en 3D y la productividad 4.0. El temor a nuevas rupturas en las cadenas de suministro después de la guerra comercial y el Covid-19 actuarán como catalizador.

–La economía europea será como la japonesa, como resultado de un esfuerzo financiero sustancial para sostener a los países del sur de Europa, que sufrirán tremendas tasas de desempleo, déficit y deuda pública. La deflación será el riesgo que los gobernantes de Europa tendrán que combatir.

–Los Estados Unidos adoptarán políticas keynesianas, con una deuda pública colosal y una fuerte creación de dinero que terminará causando una alta inflación. La crisis acelerará el declive del imperio americano.

–China aumentará el peso del consumo privado y de los servicios en su PIB, con una mayor producción local de bienes de consumo que competirán con los europeos y los estadounidenses.

–La brecha entre los Estados Unidos y China se ampliará. Habrá un desacoplamiento en las cadenas de suministro que pondrá fin al milagro económico chino, y su crecimiento se estabilizará en torno al 3,5% del PIB.

–Los miembros de la OPEP y los países en desarrollo serán los grandes perdedores debido a la caída del precio de las materias primas y la fuga de capitales hacia los países desarrollados. La caída del PIB de los países vinculados a las materias primas está siendo brutal.

–Nuevas formas de colaboración internacional entre los países surgirán ante el fracaso de la coordinación mundial que hemos presenciado y para reaccionar ante futuras crisis. Los Estados Unidos perderán su liderazgo mundial; Europa y China ganarán protagonismo.

–La inversión en bienes y servicios públicos aumentará. Aun así, la brecha entre ricos y pobres se ampliará aún más, alimentando el populismo. Los trabajadores menos educados estarán en desventaja en la nueva ola de digitalización y teletrabajo.

–Se alquilará menos espacio de oficina y el precio del alquiler bajará. Los profesionales se han acostumbrado a la comunicación por videoconferencia, y el trabajo a distancia con horarios flexibles crecerá.

–Los ciudadanos habrán aprendido a consumir menos. Las compras en línea se volverán naturales en una nueva sociedad mucho más digital. Los perdedores serán las cadenas de tiendas y los centros comerciales se convertirán en plataformas de ocio.

–La educación universitaria online y los másteres crecerán en popularidad, impulsados por la realidad aumentada y la 5G. La educación se reconfigurará hacia las habilidades.

–Las empresas contratarán menos empleados y subcontratarán más freelancers, knowmads y silver surfers. El número de freelancers crecerá porque los profesionales desconfiarán de la seguridad laboral y habrán descubierto el valor de la flexibilidad. Estos profesionales buscarán disfrutar más, trabajar menos y saborear los pequeños placeres de la vida.

–El capital privado reorientará todas sus inversiones hacia un tipo de empresas relacionadas con la salud, la alimentación y la tecnología. La economía compartida perderá fuerza.

–Las empresas venderán filiales extranjeras y participaciones no estratégicas para captar liquidez. Se buscarán proveedores de proximidad y se renunciará a los modelos de suministro “justo a tiempo”.

–Las empresas con balances sólidos y capacidad de distribución multicanal aprovecharán la angustia de los competidores para impulsar una intensa concentración empresarial y convertirse en campeonas regionales. Los inversores invertirán en estas empresas impulsando su capitalización de mercado.

–Tras la burbuja de las ofertas públicas iniciales de acciones de empresas con pérdidas a precios absurdos, los inversores apostarán por empresas que generen beneficios. Muchos de los unicornios se desinflarán y quebrarán.

–Habrá un resurgimiento de las empresas de nueva creación porque el encierro y el aburrimiento fomentan la creatividad y porque muchos de sus empleadores quebrarán. Los trabajadores habrán descubierto que hay menos seguridad en sus trabajos de lo que pensaban.

–Se aceleraran los procesos de digitalización de las empresas para maximizar el teletrabajo.

–Como competencia sobresaldrá la resiliencia de los empleados antes de este futuro incierto y próximas pandemias que por seguro vendrán. Somos una especie y sociedad muy vulnerables

–Se ajustarán las plantillas y entraran nuevos modelos de contratación más dinámicos y ajustándose a este nuevo mercado laboral VUCA.

–Se invertirá en mayores esfuerzos en planes de contingencia para minimizar riesgos en el futuro ante estas situaciones, que se convertirán en la normalidad. Surgirán y serán el nuevo talento de los neurolíderes resilientes en la nueva dirección de todas las empresas.

Como en todas las crisis, habrá ganadores y perdedores, pero esta pandemia aumentará la solidaridad mundial, la espiritualidad individual y la flexibilidad del mundo profesional. Nos hará mejores personas dentro de un mundo que creará nuevos organismos supranacionales y buscará nuevamente la cooperación entre países.

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