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DERECHOS Y PANDEMIA

¡Basta de blanquear la homofobia!

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La homosexualidad forma parte de la humanidad desde que el tiempo es tiempo. Y durante todo este tiempo, la heteronormatividad ha buscado diferentes modos de ocultar, negar o destruir todo lo que la cuestionaba, en especial lo que es diferente. Y en plena conmemoración de los disturbios de Stonewall de 1969, debemos recordar que muchas personas seguimos siendo vejadas, perseguidas y atacadas por la orientación sexual.

Las agresiones físicas que sufrimos no se entienden fuera del discurso de odio que legitima esta violencia. Solo son la punta del iceberg: bajo el agua se esconden actitudes que toleran y animan estos actos violentos contra personas por el hecho de ser, ya que la orientación sexual no se escoge. Lo único que podemos escoger es actuar conformemente a nuestros sentimientos o no; y las terapias de conversión, desarrolladas por organizaciones ideológicamente sesgadas y que condenan la homosexualidad, también son una muestra más de la violencia cultural y estructural que el colectivo LGTBIQ+ tenemos que soportar. Una muestra más de este discurso de odio la encontramos en la querella que un grupo de iluminados, emparentados con Vox, ha presentado contra la Guardia Civil por haber puesto la bandera gay como fondo en el escudo de la institución en muestra de su compromiso en la lucha contra la homofobia y la no exclusión. La instrumentalización de la justicia sería anecdótica si no fuera por la credibilidad que el poder judicial da a este tipo de cruzados por la defensa de posicionamientos ultraderechistas por encima de derechos humanos fundamentales como el derecho a existir. Escondidos detrás de una supuesta defensa de “valores cristianos”, no dudan en impedir la visibilización de la diversidad y discriminar a todos los homosexuales, especialmente los que pueda haber en el cuerpo armado. Este discurso es el que ampara agresiones como la del día 8 de junio en Lleida, cuando dos hombres agredieron una pareja por ser “maricones”, o el que daba cobijo al profesor de Filosofía del Samuel Gili y Gaya para afirmar que el amor homosexual es antinatural y comparar a un homosexual con un cojo.

Ya basta de blanquear discursos homófobos bajo una libertad de expresión mal entendida. Se ha acabado agachar la cabeza. Empieza a ser hora de que subamos la voz ante la violencia contra el colectivo LGTBIQ+.

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