Un don aterrador

La novela de Stephen King Carrie, en manos de Brian De Palma, devino en una verdadera pesadilla telequinésica, en una historia terrorífica donde lo maternal era trágico y la religión, el acoso y la aparente indefensión de una joven estudiante se transformaba ante sus poderes mentales en un infierno, en una atroz venganza. Y digo esto porque Thelma tiene nada disfrazadas similitudes con esa ausencia de encaje de la protagonista con poderes terribles, con traumas y cargas emocionales que lleva a cuestas entre lo tangible, lo onírico y lo fantástico. Lo que sucede con Thelma es que su contención es absoluta, intercala una historia de amor entre dos jóvenes, una relación difícil y con pasajes trágicos familiares, así como un acercamiento a la ciencia tratando de encontrar soluciones a unas convulsiones que siempre preceden a momentos que hielan la sangre, a unas dolorosas y nada deseadas situaciones terribles que no se controlan y que marcan puntualmente el desarrollo de esta película extraña, cargada de dudas en un ámbito donde lo irreal se impone. Joachim Trier, director de una magnífica película como es Oslo, 31 de agosto, es fiel a su naturaleza nórdica. Thelma es gélida, distante, casi minimalista, por momentos excesivamente pausada, donde los silencios y las miradas de su protagonista, una magnífica Eili Harboe, deviene como la más auténtica explicación de lo que sucede. No hay un uso del sobresalto, todo resbala uniformemente como en un lago helado, tiene el tacto de la nieve, pero te atrapa, como aquella terrible Déjame entrar del sueco Tomas Alfredson. Un cine que viene del frío, que busca en lo real a sus seres más sobrenaturales.

THELMA Dirección: Joachim Trier. Intérpretes: Eili Harboe, Ellen Dorrit Petersen, Henrik Rafaelsen. Cine: Screenbox Funatic. ★★★★☆