Limpiando las calles

Una nueva mirada sobre un viejo tema, frase auxiliadora que da vía libre para rescatar una historia estrujada como un limón ya en su día, material de vídeoclub VHS y de la que podemos sacar algunas chispas en forma de conclusión sobre tiempos violentos que persisten y perviven en la sociedad americana. Pero no seamos tan parcos, extendámonos un poco más sobre El justiciero, versión más o menos libre firmada por Eli Roth que aporta seca y concisa violencia, que no se anda con florituras y, si bien no se sale de aquella historia escrita por el novelista Brian Garfield que en la década de los 70 tuvo un éxito considerable trasvasada al cine como El justiciero de la ciudad, película dirigida por Michael Winner, que conoció secuelas Yo soy la justicia. El justiciero de la noche, etcétera, sí le aporta precisión y crítica a una terrible realidad social a través de internet, medios de comunicación o esa pasmosa facilidad en el negocio de las armas para poder surtir de material y convertir a un ciudadano anónimo en pistolero, o a través de tutoriales, aprender a ser un ángel exterminador. Aquel arquitecto de nombre Paul Kersey con el porte de un duro cinematográfico como Charles Bronson, ahora es un cirujano con el físico del veterano Bruce Willis, por otra parte un acierto, puesto que no se me ocurre otro resistente actor que dé la talla para sustituir al pétreo Bronson. Además, Willis tiene capacidad para reinventarse, incluso para convertirse en un principiante con muy mala leche y sed de venganza, sin tener que recurrir a su larga y explosiva experiencia con una idea fija, si la ley no lo hace, lo hago yo. En fin, tal vez poco oportuna pero entretenida.

EL JUSTICIERO Dirección: Eli Roth. Intérpretes: Bruce Willis, Vincent D’Onofrio. Cine: JCA Alpicat. ★★★☆☆