SEGRE
El arte de no hacer nada

El arte de no hacer nadaSEGRE

Creado:

Actualizado:

Muy adultos, muy ocupados, con muchas responsabilidades, dejando que el mundo de la infancia se torne difuso y borroso en los momentos de agobio, esos que marcan días no deseados con tantos deberes y compromisos que acompañan a la madurez. Pero deberíamos tener el valor suficiente para, como aconseja esta película, permitirnos no hacer nada, sabedores de que todo girará igual si de tanto en tanto nos volvemos niños grandes. Seguro que muchos hijos híper atareados con agendas comprimidas lo agradecen, o en todo caso, nosotros mismos. Christopher Robin es una película de exquisita ambientación, cuidada en los detalles y mensaje sencillo. Tanto que incluso los muñecos de peluche de cerebro pequeño pero corazón grande se atreven aquí y en su inocencia a pregonar a los cuatro vientos: ¿Por qué aquel niño que fantaseaba con ellos en el Bosque de los Cien Acres, al hacerse mayor, ha perdido la gracia? ¿Por qué los problemas lo agobian? ¿Por qué la familia ha quedado en un segundo plano? Todo por una vida construida a la medida de los otros. El director Marc Forster, utilizando con mucha ternura a los populares personajes creados por Alan Alexander Milner en 1924, Winnie The Pooh, toda una institución en Inglaterra, nos conduce a que el protagonista con esposa y una hija a las que tiene desatendidas, y abrumado en su trabajo en una empresa de equipajes (con jefe aprovechado incluido) se dé cuenta de que hay que trabajar para vivir y no vivir para trabajar, y así permitirnos una pequeña revolución interior: aprovechar el tiempo sin ser esclavo del tiempo. Y de eso el emotivo y tierno osito de peluche Winnie sabe mucho. Habrá que tomar buena nota.

tracking