Las claves del infortunio

Debemos celebrar en esta película que el joven Nicolás Pacheco realiza su debut cinematográfico con gran seguridad en lo que quiere decir y mostrar, y ningún temor en sostener una película con diferentes hilos que se cruzan entre sí y que concede pocas vías de complacencia porque Jaulas es lo que es, un potente drama que nos introduce en barrios marginales donde el ambiente es perverso, dentro de un intento de libertad marcado por lo que quedó atrás y que amenaza con presentarse sin llamar en cualquier momento. Existe en la película cierta belleza en momentos que presentan la inocencia amorosa, la esperanza ante el infortunio, en la posibilidad de que criaturas encerradas entre invisibles barrotes puedan o les dejen ser libres. Se alternan personajes diversos, unos maliciosos y resentidos, otros que soportan penas y tragedia, y aquellos que viven una vida al azar porque no poseen otra. En este retrato realista desde el extrarradio, Nicolás Pacheco forma un submundo y sus tramas con personajes sólidos como esa madre y su hija que huyen hacia ninguna parte; ese padre casamentero; los villanos del pasado y del presente, y también almas inocentes que no abandonan su sueño. La metáfora de Jaulas está confinada en pequeños espacios donde todo sucede de un modo nada simulado, en gran parte gracias a interpretaciones poderosas, de fuerte carga psicológica, y hábiles en salvar escenas que podían tener una resolución forzada. En definitiva, un director que aportará nuevas miradas, y una ocasión para admirar a intérpretes tan intensos como Estefanía de los Santos o el siempre eficaz y extrañamente nunca lo suficientemente reconocido Antonio Dechent.