SEGRE
El detective melancólico

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EL CRACK CERO

País: España, 2019.

Dir.: José Luis Garci.

Int.: Carlos Santos, Miguel Ángel Muñoz, Luisa Gavasa, Pedro Casablanc. Cine: Funatic.

★★★
En los créditos iniciales José Luis Garci dedica esta película al escritor James M. Cain, autor entre otras novelas de El cartero siempre llama dos veces o Double Indemnity, ambas llevadas al cine y convertidas en pilares del genuino cine negro clásico, e inunda una pantalla en blanco y negro con la luz filtrada a través de una persiana que deja entrever el humo de un cigarrillo.

Con estas credenciales presenta esta precuela que es El crack Cero en torno a Germán Areta –impecable Carlos Santos–, ese detective privado que a su vez es alter ego del realizador, pues pone en su boca muchas de las cosas que sin duda rondan la cabeza del propio Garci, esa tristeza melancólica de un personaje que ve con mal llevada resignación un tiempo en el que no encaja bien, ni en los tiempos en los que se ubica esta historia, los días anteriores y posteriores a la muerte de Franco en un Madrid nocturno que el cineasta intercala dentro de una película en la que predominan los interiores y esas secuencias que quedan en el mismo tono de la mirada fría y descreída del propio Areta.

Y como Garci, con todos sus defectos y sus virtudes, posee una innegable sabiduría cinematográfica sobre el cine clásico, como dejó de manifiesto en su programa televisivo de tertulia ¡Qué grande es el cine! que adivinábamos entre la bruma del tabaco que todo lo inundaba, pues ha querido retomar desde un principio los pasos de Areta, y se la vuelve a jugar como en una partida de mus, mostrando a su personaje una década antes de que sorprendiese a propios y a extraños en la piel de Alfredo Landa en las dos entregas de El crack, algo por lo que nadie daba un céntimo y que dejó a todos los recelosos en evidencia, pues ambas entregas forman parte ya de lo mejor del cine negro español, y a la altura de títulos de los años cincuenta, la edad de oro del género en este país.

En El crack Cero asistimos a un caso de aparente suicidio de un famoso sastre que va adquiriendo giros a medida que el investigador va entrando en materia, y donde va calando la personalidad del protagonista, su firme enfrentamiento a maltratadores y demás fauna de animales con traje, a ese empleado fiel que ha sacado del lumpen, a su felicidad truncada, a su pasión por el boxeo y a esas alineaciones futbolísticas míticas; al elogio del Dry Martini y a la nostalgia y la rabia que se destila en cada frase, como la que pronuncia su amigo el abuelo recordando a Valle-Inclán: “En España solo se premia lo malo”. Tal vez esta no sea una película redonda, pero dice verdades.

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