SEGRE
La herida interior

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UNA GRAN MUJER


País: Rusia, 2019.

Director: Kantemir Balagov.

Intérpretes: Viktoria Miroshnichenko, Vasilisa Perelygina.

Cine: Screenbox Funatic

★★★★
Con 28 años, el realizador ruso Kantemir Balagov, con tres largometrajes incluido este, se erige como uno de los cineastas más sólidos e interesantes del panorama cinematográfico internacional. Dominador de la estructura narrativa, con potente mirada y estilo y una utilización del color que adquiere gran lirismo aún en las escenas más duras y realistas contenidas en una película que lucha constantemente por encontrar en ese perfecto cromatismo en el detalle, en una fotografía armoniosa obra de Kseniya Sereda de un drama atroz, de una historia que nos habla de estigmas de los desastres de la guerra, de dos mujeres desemejantes en su supervivencia, en sus sentimientos, pero unidas por un vínculo irrompible, por esa necesidad de sostenerse la una a la otra aunque se pidan imposibles mutuamente, se presionen, se rompan anímicamente en sus propios deseos no realizados y en la tragedia que las acompaña.

Una gran mujer muestra lo que queda de la ciudad asediada de Leningrado recién finalizada la II Guerra Mundial, donde el frío, el hambre y los restos del conflicto son evidentes en un día a día que parece que no vaya a cambiar para dos mujeres marcadas moral y físicamente por el tiempo que lucharon en el frente. Por un lado, Iya, apodada por su estatura ‘la larguirucha’, que sufre un estrés postraumático que en ocasiones la paraliza completamente y que trabaja en un hospital atendiendo a soldados heridos, algunos de ellos terriblemente mutilados o con señales de no recuperación que desean que alguien les libre de ser una carga familiar. Por el otro, Masha, a la que la calamidad le ha hecho mella, obsesiva con su deseo más íntimo después de que la pérdida la haya golpeado y que utilizará todos sus recursos emocionales para lograr lo que humanamente no se puede.

Balagov, discípulo de un maestro como Alexander Sokurov, director de verdaderas joyas como Whispering Pages o Russian Ark, desarrolla un potentísimo retrato femenino pleno de sensibilidad en el que el juicio sobre la moral no tiene cabida ante el escenario que rodea a los personajes, donde la psicología forma parte de mentalidades rotas, y lo hace por momentos ferozmente, porque la película en sí es una enorme herida de un pasado inhumano y lacerante que se vivió con indefensión y solo asumible con resistencia, aunque para ello se intente huir de la realidad a través del deseo decidido de soñar, de creer que todo puede cambiar mientras estén juntas, mientras nada les afecte ya, porque el dolor ya no puede ser más grande de lo que ha sido.

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