En lo más profundo

Una película que se fundamenta en el terror básico, aquel que nace de lo más elemental y que se alimenta de los desconocido. En este caso, de la inseguridad de estar en un elemento que no se controla y, por si fuera poco, con una criatura amenazante en las profundidades más espeluznantes.

Underwater toma prestadas claves de otras películas con pedigree sin disimulo pues sabe que toda su fuerza radica en lo efectivo, en el agobio y la sensación de claustrofobia continuada. Los diálogos son elementales, no existe calado en un mensaje pretendidamente ecologista, ni tan siquiera se proporcionan esenciales estudios de personajes. Aquí, todo es escalonado, desde esa planta petrolífera que explosiona como la antesala de ser cebo para una bestia abisal, pasando por la supervivencia de los pocos que se han salvado y, finalmente, por esa cuestión de ir eliminando uno a uno a cada miembro dentro de un entorno tremendamente hostil e ir avanzando desde lo más tenebroso hacía una pequeña posibilidad de salvación, esa mínima esperanza que rechina entre dientes.

La cinta se ampara en la presencia de un par de nombres con peso, como es el caso de Kristen Stewart, en un rol casi clonado de aquella teniente Ripley, todo austeridad interpretativa, asumiendo que es la estrella del film; y un Vincent Cassel, de siempre agradecida presencia, con uno de esos papeles de encargo que engordan la cuenta corriente y que no supone derroche de interpretación alguno.

¿Entretiene? Pues sí, tiene su mecánica para lograrlo. ¿Perdurará en la memoria como las películas de las cuales se alimenta? Pues no, la verdad es que no.