SEGRE
Una vida marcada

Una vida marcadaSEGRE

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SKIN

País: EEUU, 2019.

Director: Guy Nattiv.

Intérpretes: Jamie Bell, Vera Farmiga, Danielle Macdonald, Mike Colter.

Cine: Funatic.

★★★★
El supremacismo es una lacra que en contra de todo lo vivido, de una globalización que en pleno siglo XXI se sobreentiende y que en su absurda filosofía por llamarle algo solo genera odio y conflicto, contra toda lógica, se regenera constantemente. Entre incoherentes discursos sobre la raza aria o reivindicando sangre vikinga que corre por las venas de verdaderos dementes, ahí están, reclamando el color de la piel porque son los elegidos, los de nivel superior, los más puros y, para demostrarlo, hacen de la violencia su razón de ser.

Es un tema complejo, ya no solo por esa capacidad de influencia que suscita y propaga, sino por sus sectarios métodos para convertir y “criar” auténticas bestias humanas. Skin se mete de lleno en un inframundo hostil, nada complaciente, en el que centrándose en la figura de un joven conocemos los procedimientos y las reglas de un grupo de supremacistas americanos. Gente criada para ser rabiosa, feroz.

En la figura de Bryon, un perfecto cabeza rapada cuya fisonomía se reconoce por el feroz historial tatuado en su piel, conocemos esa pesadumbre que lo acompaña en todo momento, esa sensación de vacío a la que le conduce su torpeza como persona, esos sentimientos escondidos bajo una vida salvaje e incoherente. El director Guy Nattiv va desmontando su agresividad, muestra a un hombre que puede ser amable, que diferencia el mal que hacen los hombres, que es capaz de amar e incluso de renunciar a esa familia que lo recogió de la calle e hizo de él una máquina malsana. Skin, basada en hechos reales, camina hacia la redención, a esa lucha interior por salir del infierno incluso enfrentándose a los seres más peligrosos que alguien se puede llegar a imaginar, ya que bajo una tutela rabiosa solo hay muerte y desolación.

Puede que se esperase de esta película un tratado sobre el supremacismo, sobre el efecto y la causa, sobre la profundidad del mismo en la sociedad, pero lo que la película propone es, ante todo, el acto de rebelarse, el de reconvertirse en un ser anónimo. En el hecho de tener una familia de verdad y romper todo vínculo con el pasado y ser el dedo acusador.Skin no tiene la fuerza de American History X, de Tony Kaye, más dramática aún si cabe, en la que los giros y territorios emocionales son lacerantes, pero funciona con carga realista dentro de los parámetros por donde transita gracias a una gran interpretación de Jamie Bell, aquel Billy Elliot con alma de bailarín que con este papel nos recuerda que desde entonces ya ha llovido mucho.

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