Balsámicos

La verdad es que este recién concluido 2020 ha sido fatal por casi todo. Una pandemia que aún nos está azotando inmisericordemente, contando por miles las pérdidas humanas que ya ha dejado atrás. Por las consecuencias gravísimas de cierres en casi todos los sectores y en la actividad de millones de autónomos con una suma desbocada de parados. Tampoco la cultura con todos sus agentes ha sido una excepción, con el añadido terrible de tratarse de un ámbito laboral precario de por sí y a expensas de una clientela oscilante que si no ingresa suficiente tampoco lo gasta en literatura, cine, teatro, música, etcétera. En fin, que la moral del personal no se halla en el mejor de sus momentos y nos cuesta a todos, todavía, ver luz al final del túnel.

Coincidiendo con la única buena noticia de los últimos tiempos como es la puesta en circulación e inicio del tratamiento, a finales de diciembre, de las primeras vacunas obtenidas, que, en teoría, deberían suponer el principio del fin del maldito Covid-19, hemos recibido la visita musical, con toda seguridad, más optimista y estimulante del ejercicio. Protagonizada por el cantautor Guillem Roma, su espectáculo fue como un bálsamo que logró, al menos por un rato, hacernos olvidar todas las desgracias recientes, insuflándonos una auténtica carga extra de energía y buen rollo, tan necesarios este tiempo. Tocando Guillem la guitarra y cantando, acompañado únicamente por su hermana Marta que también hizo voces y añadió su extraordinario chelo a cuestas, gozamos a tutiplén de un dueto tan inhabitual como sugerente con ambos artistas regalándonos un momento inolvidable. Sonaron canciones de casi todos sus trabajos, desde Oxitocina (2012) a La constant i la variable (2019), pasando por Nómades 2014) y Connexions (2017), con comentarios a salto de mata teñidos de mordaz ironía pero, sobre todo, de un buenismo a prueba de bomba. Loable y muy de agradecer la actitud de esta pareja de hermanos artistas quienes, formando parte de un colectivo tan maltratado por las circunstancias, se permiten el lujo de animarnos al resto como si nada grave estuviese pasando ¡¡¡Impresionantes!!!