Enorme vitalidad

Con organización, accesos y ambiente fantásticamente resueltos y la sonorización del evento perfecta y sin estridencia ni acople alguno, el reencuentro con los barceloneses Mishima se saldó con gran éxito artístico y plena satisfacción de su parroquia intergeneracional de seguidores. La banda de David Carabén y compañía, cuya trayectoria viene configurándose en lo que llevamos de siglo XXI con centenares de conciertos y diez álbumes en total, si contamos los dos que publicaron en inglés al principio de su periplo artístico, ha logrado hacerse un hueco de privilegio en nuestro panorama musical gracias, como apuntaba antes, a haber entroncado en públicos de muy diversa filiación de edad y gustos musicales.

En esta aparición estelar durante las actuales Festes de Tardor 2021, nos ofrecieron un show modélico y entretenido en el que sonaron temas de varios de sus LPs, aunque la palma se la llevaron las canciones de Ordre i Aventura, a nuestro juicio, el álbum que debería calificarse de obra maestra entre todos los suyos hasta la fecha. El mensaje textual, “aparentemente” amable casi siempre en sus composiciones, se vio salpicado con una proclama recordatoria de los últimos sucesos políticos y el deseo, ampliamente jaleado por el respetable, de que la situación vuelva de una vez por todas a la normalidad y con todo el mundo donde le corresponde y no a miles de kilómetros de casa. El concierto fue de menos a más, a medida que el ambiente se fue caldeando e iban sonando temas arrebatadores como “Tot torna a començar”, “L’olor de la nit”, “Guspira, estel o carícia”, o “L’olor de la nit”, vestidos siempre con esos ropajes de sonoridad atmosférica que les hace tan singulares y tan bien les caracteriza y con la gente contagiada de su enorme vitalidad encima del escenario.

¡¡Magníficos!!.