Aparte del resto

Comentando con unos amigos al final del evento –como un servidor, veteranos seguidores del trío indie barcelonés– algunos aspectos del concierto, coincidimos en varias cuestiones.

La primera, el bastante deficiente sonido del concierto, achacable a la poca idoneidad del espacio y cuyo entoldado poco o nada ayuda a mejorar el tema. La segunda, la constatación del hecho que el público que acudió al Biloba, muy mainstream en su conjunto, poco o nada tiene que ver con el que hace quince o veinte años descubrió a esos Sidonie más underground, que empezaron a llenar nuestros clubs y salas más suburbiales, y cuyos espectáculos, al margen de su poderío instrumental, llamaban la atención por su originalidad y ese componente irreverente y provocativo que desprendían.

Ahora, con mucha experiencia a cuestas, una colección imponente de álbumes y un público más intergeneracional y variopinto que el de antaño, siguen obsequiándonos con magníficos espectáculos en los que su fantástico trabajo compositivo e interpretativo ha logrado encumbrarlos como una de las bandas referenciales del actual panorama musical español.

Como siempre, dándolo todo y sudando a tope la cansalada, Marc, Jess y Axel nos regalaron un show modélico a su estilo, en el que mezclaron, junto a varios de sus hits más celebrados, algunas piezas provenientes de El Regreso de Abba, ese proyecto excelso compuesto por el long play y la novela homónimos que ha colocado al grupo en otra dimensión del negocio musical. Aparte de la mención al mal sonido, ya reseñado, y el espectáculo de las personas presentes en la zona VIP frente al escenario, que dejó mucho que desear, el rato que pasamos, sin embargo, fue tan divertido como excitante, mostrando bien a las claras que Sidonie son, y para bien, un grupo completamente aparte del resto de su segmento artístico.