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Diana Krall durante su actuación en el Festival Jardins de Pedralbes.

Diana Krall durante su actuación en el Festival Jardins de Pedralbes.JDC

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DIANA KRALL QUARTET

★★★★☆
Como siempre en este modélico festival veraniego, la actuación principal vino anticipada por un pequeño espectáculo celebrado en el escenario Momentos Alhambra, de la mano del artista luso Jorge Da Rocha quien nos deleitó con su curiosa mezcolanza de voces, bajo y pregrabaciones electrónicas, todo ello como ejemplo fehaciente de que “menos es más”. Preámbulo perfecto, pues, para la actuación de la diva Diana Krall, actual top del escalafón jazzístico femenino anglosajón, a punto de alcanzar los sesenta, que ha logrado consolidar esa encantadora imagen suya tan característica, sin perjuicio de sus dotes de pianista y sus facultades como cantante, indudables, que la hacen brillar a gran altura, tanto en sus grabaciones como en sus espectáculos en vivo. A destacar, también, su aportación como compositora para unos repertorios repletos de armonía donde canciones propias conviven a la perfección con sus estándares preferidos (a saber, Bill Evans, Nat King Cole Trio, Frank Sinatra, Dinah Washington, Sarah Vaughan, etc.), todo ello bajo parámetros de pasión y respeto absolutos al Great American Songbook, su admirada y principal fuente de inspiración.

A Pedralbes acudió en austero formato de cuarteto, flanqueada por el contrabajista Robert Hurst, la guitarra de Anthony Wilson y el drummer Kariem Riggins, quienes firmaron un acompañamiento instrumental sobrio y elegante, lo necesario, ni más ni menos, para que la rubia artista realce del modo mejor posible sus dotes incuestionables. Habrá quienes le criticarán una tendencia natural a los tempos medios y lentos de la mayoría de sus interpretaciones y, quizás, un swing escaso o inexistente, cierto, sin duda. Pero yo les respondería que su singularidad reside precisamente en esa manera vocal de frasear pausada y sensual característica, capaz de atrapar sin piedad al oyente, sumada a su extraordinario talento pianístico, su musicalidad y una reseñable capacidad para la improvisación, todo ello en una alquimia que le permite abordar sin dificultad todo tipo de géneros y estilos de raíz pop.

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