“La causa de la causa es la causa del mal causado”, esta es la traducción de la locución latina que da título al comentario de hoy y sirve para referirse a una teoría de imputación de la responsabilidad en los procedimientos penales.
En las declaraciones judiciales de M. Rajoy, Soraya Sáenz de Santamaría y Juan Ignacio Zoido se repitió de forma constante un argumento común ante las preguntas formuladas por los abogados de la defensa sobre la violencia policial del día 1 de octubre. Los tres manifestaron, cada uno con las expresiones que les son propias, más o menos que “nada de todo eso [refiriéndose a las actuaciones policiales] no hubiera sucedido si no se hubiera convocado el referéndum”.
Como se puede observar, los tres testigos trasladan la responsabilidad de todos los males del 1-O a la convocatoria del referéndum y, conscientemente o inconscientemente, lo hacen en base a la teoría citada antes.
Esta teoría, aplicada hasta las últimas consecuencias, nos permitiría remontarnos a un 29 de diciembre de 1962 en Amer y de esta manera responsabilizar de las cargas policiales a los progenitores del President Puigdemont y así de forma ilimitada en el tiempo y en el espacio. Los tres testigos son juristas y los tres han debido demostrar que tienen conocimientos adelantados en el ámbito del derecho, ya que los tres han superado las que se consideran las oposiciones más exigentes en esta disciplina (registro de la propiedad, abogacía del estado y judicaturas, respectivamente), por lo que podemos presumir que los tres son conocedores que la teoría de la imputación de la responsabilidad a la que recurren para argumentar su falta de responsabilidad en la violencia policial del día del referéndum es una teoría que tuvo su apogeo en el s. XIX y que hoy en día ha sido superada por teorías más modernas que delimitan de forma más esmerada cómo se debe determinar la responsabilidad penal.
Siguiendo con el hilo del comentario de la semana pasada, parece que podemos afirmar que de las declaraciones de los máximos responsables políticos de las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado se desprende que no hemos avanzado mucho en el tiempo y continuamos estancados en visiones decimonónicas sobre España y la justicia que se imparte.