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En las elecciones autonómicas de 1999 y 2003, con un desgaste de CiU evidente, tanto por el agotamiento del proyecto convergente como por la retirada del veterano líder Jordi Pujol, los socialistas superaron a CiU en número de votos. El PSC fue el partido más votado, aunque no el que consiguió más escaños, en Catalunya en los dos comicios que Pasqual Maragall encabezó la candidatura y formalizó el Pacto del Tinell que les dio la batuta de la Generalitat junto a ERC e ICV. Fue en esos años que el exalcalde de Barcelona lideró la redacción y aprobación del nuevo Estatut de Catalunya, que fue refrendado por las Cortes Generales y firmado por el rey. También Maragall obtuvo el tanto por ciento más alto de votos conseguidos por este partido en Catalunya, concretamente un 37,7 por ciento y 52 escaños en el 99, y quien se plantó ante el PSOE para pedir grupo propio en Madrid y abrir la reforma de la Constitución para poder iniciar el proceso de una España federal. El Estatut fue recortado hasta la saciedad por las denuncias del PP y el Tribunal Constitucional y a Pasqual Maragall le obligaron a abandonar el liderazgo del partido y le repudiaron, a él y a su hoja de ruta. A partir de ahí, el PSC ha ido cayendo en influencia en la sociedad catalana y en representación política, un 12,7% en las autonómicas del 2015. Ahora, con un PSOE dividido y en medio de un caos general, el reiterado “no” del PSC a apoyar a Rajoy en la sesión de investidura marcará el futuro del PSC en Catalunya y en España. La victoria en las primarias de ayer de Miquel Iceta frente a Núria Parlon, por un margen de unos 700 votos entre los 9.100 militantes que ejercieron su derecho al voto, puede servir a los socialistas catalanes para actualizar su socialdemocracia y su catalanismo. Es evidente que en Catalunya han surgido otras agrupaciones políticas que aspiran a representar a la izquierda popular, pero la tradición política de los socialistas catalanes se antoja indispensable en un momento tan crucial de la vida pública de este país. La más que segura investidura del líder del PP dentro de dos semanas, con el beneplácito en forma de abstención del PSOE, será la primera gran prueba que deberá afrontar el reelegido primer secretario del PSC Miquel Iceta, así como la integración en la ejecutiva de esta corriente de gente renovadora que lidera Núria Parlon y que ha conseguido ilusionar a mucha gente.

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