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La ministra de Empleo anunció ayer un plan para hacer compatible el cobro de una pensión de jubilación con el mantenimiento de un puesto de trabajo, reiterando que están garantizadas las pensiones, pese a que el mismo gobierno ha enviado a la Comisión Europea una previsión de déficit de la Seguridad Social del 1,7 del Producto Interior Bruto. Se pueden buscar parches como el anunciado por la ministra, pero España tiene un serio problema con las pensiones y los datos son preocupantes, porque el déficit anual entre los ingresos y los gastos de la Seguridad Social rondan los 17.000 millones y porque el fondo de reserva, lo que se denomina la “hucha”, empieza a estar agotada después de que el gobierno de Zapatero primero, y el de Rajoy después, echaran mano de estos recursos extraordinarios para atender las pagas extras de los pensionistas y evitar que se incrementara el déficit. Hemos llegado al extremo de que el superávit que teníamos antes de la crisis se ha convertido en una situación tan extrema que el mismo gobierno admite que solo hay fondos para dos pagas extras y que a finales de 2017 la “hucha” quedará vacía. Evidentemente, hay problemas estructurales por la evolución de la pirámide demográfica, con más población de más de 65 años, y también coyunturales porque la población joven tarda en incorporarse al mercado laboral y lo hace con empleos precarios y cotizaciones bajas, y sobre todo porque han disminuido las contrataciones y en consecuencia hay menos cotizantes y ha aumentado espectacularmente la proporción de jubilados por trabajador que cotiza. Pero también hay problemas políticos porque la ausencia de gobierno ahora y la falta de consenso antes está provocando el deterioro de la situación hasta extremos preocupantes. Los expertos hablan de crear algún impuesto nuevo para financiar las pensiones no contributivas o las de viudedad y preservar a los cotizantes, pero son medidas que exigen debate y consenso porque de no remediarlo la tendencia será que la cuantía de las pensiones vaya devaluándose, que se amplíe el periodo de cómputo a toda la vida laboral y que los pensionistas tengan que apretarse aún más el cinturón. Y es tremendamente injusto que después de toda una vida cotizando para conseguir unas pensiones dignas, la coyuntura política y las torpezas de los gobernantes lleguen a provocar problemas para que cobren las pensiones quienes se lo han ganado.

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