SEGRE

Creado:

Actualizado:

Cuando las relaciones entre el gobierno de la Generalitat y sus socios estaban más crispadas por las detenciones de militantes de la CUP y cuando se atisbaban problemas para la aprobación de los presupuestos, una resolución del Tribunal Constitucional vuelve a convertirse en aglutinante del sector soberanista justo en vísperas de la declaración ante el TSJC de la presidenta del Parlament, Carme Forcadell. En términos jurídicos, el TC ha admitido a trámite el incidente de ejecución de sentencia presentado por el gobierno de Mariano Rajoy contra las resoluciones aprobadas por el Parlament de Catalunya el pasado 6 de octubre y más concretamente contra los apartados denominados “El futuro político de Catalunya”, “Referéndum”, “Referéndum, amparo legal y garantías” y “Proceso constituyente”. No entra en el fondo de la cuestión, que analizará posteriormente, pero en la práctica suspende lo aprobado, paraliza la hoja de ruta independentista que llevaba al referéndum y además advierte al presidente de la Generalitat y su gobierno de “su deber de impedir o paralizar cualquier iniciativa que ignore o eluda la suspensión de lo aprobado” y les recuerda las responsabilidades, incluidas las penales, en que pueden incurrir en caso de desobediencia. No se ha impugnado en cambio otra resolución propuesta por Catalunya Sí que es Pot y apoyada por Junts pel Sí que promovía la celebración de un referéndum pactado con el Estado, algo que podría facilitar que el gobierno siguiera trabajando en este sentido. En cualquier caso, la resolución del TC no puede sorprender a nadie: era lo esperado y lo previsible en un órgano cuya primera función es defender el orden constitucional y que está obligado a reaccionar cuando alguna resolución del Parlament pretende justamente abrir la puerta a un proceso secesionista que nadie se atrevería a considerar como constitucional. Pero al margen de esta interpretación jurídica, también hay una lectura política que por una parte deja en mal lugar la tan promocionada etapa de diálogo abierta con el nuevo Gobierno y que no acaba de concretarse y por otra vuelve a reforzar la unidad soberanista porque la decisión del TC recuerda a unos y otros donde está el adversario al margen del papel de los Mossos y sus detenciones. Y una vez más se cumple aquello de que el TC nunca defrauda ni a los que reclaman mano dura en Madrid, ni a los que quieren ruptura en Catalunya.

tracking