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A principios del siglo XX, la Mancomunitat catalana ya detectó la necesidad de construir una vía rápida de comunicación que conectara el interior de Catalunya con Girona y Francia sin necesidad de pasar por Barcelona. Fue el ingeniero Victoriano Muñoz Oms, autor de muchos otros proyectos clave para Catalunya, el que lo planificó por primera vez y, en 1935, la Generalitat lo incluyó en su plan de obras públicas. Muchos años después, concretamente en 1997, este eje viario se convirtió en realidad de la mano de la Generalitat y tras diversas mejoras y desdoblamientos de algunos de sus tramos, este 2017 se cumplen 4 años de su total conversión en autovía con un tráfico diario de 14.311 vehículos. Esta obra no solo ha aproximado territorios y gentes, sino que ha creado sinergias que abarcan desde la educación y la cultura a la economía y el progreso en todos sus sectores. La congratulación colectiva que merece el Eix Transversal es un ejemplo de la importancia de las comunicaciones y Lleida exige que otros de sus grandes ejes viarios tomen el impulso necesario que hace años reclama. La más urgente, la N-240, que sigue contando su falta de desdoblamiento por muertos y que a día de hoy, todavía no tiene un calendario concreto de ejecución para los tramos leridanos. Sin olvidar evidentemente la N-230, donde la unión de Ponent y Huesca para exigir su mejora inmediata es un ejemplo de la imperiosa necesidad de la obra. Toda la conexión con el Pirineo precisa inversiones urgentes, pero la situación que atraviesa el aeropuerto de Lleida requiere un capítulo aparte. Una vez constatado que las instalaciones se ubicaron en Alguaire sin previos estudios meteorológicos de la Generalitat, en ese momento gobernada por el tripartito de PSC-ERC-ICV, han pasado ya muchos años para comprobar, si es que era necesario, que la niebla es un impedimento obvio para la viabilidad del equipamiento. Si se tratara solo de dinero, 7 millones es una cantidad ínfima comparada con cualquier inversión del metro de Barcelona, por poner un ejemplo fácil, pero lo que enerva es la falta de planes concretos para el aeropuerto, ni en inverno ni en verano. Y no es momento de discutir la idoneidad de su construcción, lo que hay que hacer es darle salida. Lleida, tanto por situación geográfica, como turística y económica, sobre todo en el sector agroalimentario, puede y debe hacer rentable su aeropuerto.

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