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“Con los pensionistas no se juega”, afirmaba taxativamente la ministra de Sanidad Dolors Montserrat, añadiendo que “no se puede especular con el copago de los fármacos” y “estamos totalmente de acuerdo”. Lo malo es que la ministra se desmentía a sí misma porque fue ella la que el día anterior dijo textualmente que había que “ajustar mejor el copago y quien más tiene debería pagar más”, añadiendo que “no es justo que quien cobra 18.001 euros pague lo mismo que una persona que cobra 100.000”. Y aun fue más lejos en una entrevista con un diario madrileño al precisar que habría nuevos tramos según las percepciones anuales: de 18.001 a 30.000, de 30.001 a 60.000 y de 60.001 a 100.000. Sustituirían los tramos actuales por los que las pensiones mínimas y no contributivas no pagan; los pensionistas que cobran hasta 18.000 € abonan un 10 por ciento con un tope de 8 euros mensuales; los de 18.001 a 100.000, un diez por ciento con un tope de 18 euros, y los que superan los 100.000 €, un 60 por ciento con el tope de 60 euros mensuales.

De lo dicho el lunes por la ministra y su departamento, y después del revuelo provocado, ayer no queda nada concreto porque la misma ministra aseguró que la reforma del copago farmacéutico no está en la agenda de este gobierno, ni en su programa, ni en el pacto con Ciudadanos, aunque sí admitió en otra pirueta verbal que sí lo estudiará y deja el tema en manos de expertos. A la vista de la secuencia de hechos, la duda es si estamos ante un globo sonda para preparar futuras subidas del copago farmacéutico o un desliz de la ministra que en su corta trayectoria ya ha dejado pruebas de incontinencia verbal con ocurrencias como el Erasmus nacional o las multas a los padres de jóvenes que beban alcohol, que también fueron rápidamente matizadas. Cualquiera de las dos hipótesis desmiente el pronunciamiento inicial de la ministra de que con los pensionistas no se juega porque si no quiere hacerlo no tiene que lanzar la posibilidad de que tengan que pagar más por sus medicamentos, ni trasladar a los jubilados que han cotizado durante toda su vida laboral una equidad que no se aplica en el conjunto del sistema fiscal. Probablemente hay que hacer cambios sobre las pensiones y el copago, pero han de ser fruto del análisis, la reflexión y el consenso, nunca de la improvisación.

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