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El 17 de este mes vencía la segunda prórroga concedida por la sociedad municipal Centre de Negocis i Convencions, propietaria y gestora de la Llotja, a los propietarios del terreno adyacente para que construyeran las dos torres previstas en el acuerdo suscrito en el 2007 tras un concurso previo que ganó la empresa Cerbat, participada por Caixa Catalunya en un 51 por ciento y la firma local Batlle Cervera en un 49%. La empresa pagaba 49,5 millones por los solares, que se destinaron a la edificación de la Llotja, a cambio de la construcción de las dos torres, pero la crisis económica provocó primero que Caixa Catalunya asumiera el cien por cien de la sociedad, después que se aplazara sine die la construcción de las torres y finalmente que la caja y sus activos pasaran al BBVA, mientras la fiscalía imputaba a exdirectivos de Caixa Catalunya e incluía la operación de la Llotja como una de las posibles actuaciones irregulares de la entidad bancaria, pero nunca de la Paeria como algunos han pretendido. La posible reversión del solar al no construirse las torres se había planteado, pero un informe jurídico advirtió de la posibilidad de que el actual propietario pudiera exigir compensaciones, por lo que se aplazó en el último consejo del CNC. El posible problema jurídico se ha solucionado con la petición de licencia formalizada ayer por la sociedad del BBVA, Gescat Gestió del Sòl, para levantar en este solar dos torres de veinte plantas, con la construcción de entre 120 y 200 pisos más posibles equipamientos comerciales en la planta baja. Es una excelente noticia que también solventa un posible problema urbanístico por el perjuicio que suponía tanto para el palacio de congresos como para la misma imagen de la ciudad un solar vacío que hasta ayer tenía un futuro cuando menos dudoso. Ahora ya hay un proyecto que cuenta con el aval del equipo de prestigiosos arquitectos, que ya ganó el concurso hace diez años, y que ha introducido pequeños cambios como la igualación de altura de las torres y algún cambio de orientación, que además comportará una inversión de veinte millones de euros y la creación de unos 500 puestos de trabajo en la construcción de las torres. Se solucionan los problemas jurídicos y urbanísticos y además se mejora y se potencia todo el entorno de la Llotja y del conjunto del barrio con dos rascacielos que dibujan un nuevo skyline de la ciudad, más dinámico y moderno.

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