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Los socialistas eligen el domingo a su secretario general y los tres candidatos participaron ayer en el único debate que mostró una vez más las profundas diferencias que separan a los dos favoritos, Susana Díaz y Pedro Sánchez, que se profesan un desprecio apenas disimulado y que intercambiaron puyas tanto sobre el pasado como sobre sus proyectos, dejando a Patxi López el papel de mediador que intentaba reconducir el debate recordando que sus enemigos no están en el PSOE sino en la derecha.

Aunque Díaz ganó la batalla previa de los avales, se ha llegado a la recta final de la campaña con un pronóstico incierto porque Sánchez se acercó en el número de avales y ha conseguido diseñar una campaña a la contra, presentándose como el candidato de los militantes frente a Díaz, que ha tenido el apoyo de la gestora, del aparato y de los grandes nombres del socialismo español. No sería la primera vez en que los militantes socialistas votan a la contra y solo hay que recordar como Josep Borell se impuso a Joaquín Almunia, que contaba con todas las bendiciones de la dirección socialista.

Lo que se vio en el debate es que hay grandes diferencias entre Díaz y Sánchez en los dos temas fundamentales: el modelo de partido y el modelo territorial, que se hará difícil un entendimiento entre estos dos dirigentes a tenor de los reproches que se intercambiaron y que no es descartable alguna escisión en el PSOE al modelo francés. Díaz no se ha mordido la lengua al recordarle a Sánchez que obtuvo los peores resultados de la historia y reprocharle que “tu problema eres tú” por sus cambios de opinión que le han llevado a perder el apoyo de González o Zapatero, mientras que Sánchez culpó a la presidenta andaluza de la abstención que facilitó la presidencia de Rajoy e insinuó su derechización por pactar con Ciudadanos o la de Patxi López por haber pactado con el PP.

En la cuestión territorial, también hubo discrepancias de fondo, con Sánchez defendiendo su idea de nación de naciones y culpando a Díaz de haberse equivocado al decir que los bancos catalanes se llevaban el dinero de los andaluces, mientras que Díaz y López defienden el federalismo del PSOE y el vasco incluso llegó a preguntarle a Sánchez si sabía lo que no era una nación. Estuvieron de acuerdo la andaluza que iba de ganadora y el madrileño en su papel de víctima en que el PSOE está “malito”, pero por lo visto ayer, el diagnóstico es más grave.

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