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Cuando nos encontramos todavía en el ecuador de la campaña de recogida de fruta, un año más los ánimos están caldeados en el sector, como se puso de relieve en la protesta del viernes de unos 200 agricultores con 50 tractores que tiraron toneladas de producto ante las grandes distribuidoras que operan en Lleida, a las que acusan de abocarles a la ruina al reventar los precios y poner en peligro la subsistencia de las 10.000 familias que viven del campo. Si como muestra vale un botón, uno de los ejemplos que ponía Unió de Pagesos es que la presión a que les someten las grandes cadenas les obliga a vender el melocotón a entre 10 y 15 céntimos, cuando los ciudadanos de a pie los pagamos en las tiendas a entre 1,5 y 2 euros. La crisis de precios no es una situación solo de este año, sino que al menos ya son cuatro las temporadas en las que se enfrentan por los precios los productores y los comercializadores, sin que hasta el momento se haya podido encontrar una solución. Si la conflictividad en esta campaña llegó a su punto álgido en la protesta del viernes, cabe recordar que no comenzó con buen pie al aparecer, tras años de calma, denuncias de temporeros relacionadas con contratación, remuneración y alojamientos, que acabaron en protestas en Seròs y La Granja d’Escarp. Con los sindicatos agrarios y laborales a la greña, la intervención del Síndic de Greuges provocó que los agricultores se sintieran criminalizados, y han tenido que salir a la palestra el departamento de Trabajo y los ayuntamientos de la zona para puntualizar que no se ha producido un incremento de las irregularidades y que la mayoría del sector cumple. Se pacificó este brote, pero sigue pendiente el problema de la crisis de precios. Un conflicto que puede continuar, como se traduce de la exigencia expresada el viernes por los agricultores, demandando una reunión urgente con la conselleria, el miércoles a más tardar, o de lo contrario ocuparán la sede de la delegación en Lleida. El departamento contestó anteayer que había activado todas las herramientas a su alcance en apoyo del sector de la fruta, pero no parece que vaya a ser suficiente y es necesario dar un paso más. Hablando se entiende la gente y la conselleria de Agricultura debería redoblar esfuerzos para sentar en una misma mesa a productores y gran distribución para buscar acuerdos puntuales y para próximas campañas.

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