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Como sucedió el año pasado el conflicto por las obras procedentes del monasterio de Sijena depositadas en Catalunya se ha convertido en un auténtico culebrón con versiones contrapuestas y una permanente utilización política.

El último episodio llega con las declaraciones del presidente de la Diputación General de Aragón, Javier Lambán, afirmando que la negativa de Catalunya a devolver los bienes es el primer acto de rebelión, vinculando la decisión de Cultura de no entregar las 44 obras pendientes al proceso que se vive en Catalunya.

Puede que tales afirmaciones o que la reiterada reclamación que hace su gobierno para que la fuerza pública se lleve del Museu de Lleida las obras en litigio le proporcione réditos electorales, pero antes de echar gasolina al fuego debería valorar la situación y recordar que hay recursos pendientes, que la sentencia de la jueza de Huesca no es firme y que el Museu de Lleida y su consorcio tienen argumentos para defender su gestión, la conservación de estas obras o la unidad museística de su patrimonio, sin ser presentados permanente como expoliadores o usurpadores de unas obras cuya preservación se debe a los antiguos responsables de este museo.

Repasando el larguísimo proceso judicial del litigio hay que recordar que la Generalitat compró en 1983 las 44 piezas que las monjas de Sijena habían depositado en el Museu de Lleida porque entonces era su diócesis, en el 98 el gobierno de Aragón reclamó ante el Constitucional el derecho de retracto, que el Constitucional negó catorce años después, aunque ciertamente dejó abiertas otras vías que aprovechó el ayuntamiento de Villanueva de Sijena para recurrir ante el juzgado número 1 de Huesca que calificó de ilegal estas compras.

Pero esta sentencia está recurrida ante la Audiencia Provincial de Huesca, que todavía no se ha pronunciado, y estamos hablando de una resolución en primera instancia que aún puede tener mucho recorrido y no de una decisión del Constitucional como en alguna ocasión se ha esgrimido desde Aragón.

El año pasado se entregaron las obras depositadas en el MNAC y este año se han reclamado las del Museu de Lleida, que están catalogadas por Cultura, pero estaríamos hablando de una “ejecución provisional” que puede esperar a que la resolución de la jueza de Huesca sea refrendada o no por instancias superiores.

Puede que la justicia sea compleja, pero mientras hay recursos no hay rebelión.

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