En defensa del arte

Aprovechando que con la aplicación del artículo 155 la dirección de la conselleria de Cultura ha sido asumida por el ministro de Cultura, el nuevo titular del juzgado de primera instancia número 1 de Huesca ha dictado una providencia por la que “procede reiterar el requerimiento” efectuado en sus días a los exconsellers Vila y Puig para que señale la ubicación exacta de todas y cada una de las piezas aún pendientes de entregar al monasterio de Sigena e informe asimismo de la fecha en que se efectuará la entrega y los medios para que el gobierno aragonés pueda disponer la correcta recepción de las piezas. Si no se cumple de forma voluntaria con la entrega, la providencia judicial establece que se reclame la participación de la unidad orgánica de la policía judicial de la Guardia Civil para que elabore un cronograma y el diseño de un dispositivo de seguridad para la aprehensión, el traslado y la entrega de las obras. Cabe esperar de la prudencia y del sentido común del ministro que no acceda a la petición judicial, en primer lugar porque caben recursos ante esta decisión del juez que todavía no es firme y que debería ser recurrida por el consorcio del Museu de Lleida. En segundo lugar porque el ministerio no es competente en la cuestión por mucho que se aluda al 155 que evidentemente no se ha aprobado para solucionar el litigio del arte y en esta situación de provisionalidad no puede adoptar una medida tan trascendental que representaría un nuevo agravio para Catalunya. Y en tercer lugar porque el litigio está pendiente de recursos y de una causa abierta por el juzgado de Rubí sobre el derecho de retención. Aunque la conselleria esté intervenida, quedan en el consorcio otros patronos como la Diputación o la Paeria que deben encabezar la defensa del arte del Museu. Víctima por partida doble La joven que denunció una violación múltiple en los sanfermines ha tenido que soportar la humillación de que se aceptara como prueba el informe de detectives que la habían seguido por encargo de una defensa para decir que hacía vida normal. En cambio no se aceptan los mensajes de los supuestos agresores. Lamentable.