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Por si alguien aún tenía dudas sobre el cambio climático y el calentamiento general por la concentración de gases de efecto invernadero sólo hay que ver las temperaturas que estamos disfrutando en esta semana de enero que tradicionalmente era la más fría del año. En Lleida estamos teniendo temperaturas récord y por ejemplo el domingo se registraron 20 grados en Alfarràs, Albesa o Algerri y nueve de las estaciones meteorológicas del Servei Català con más de diez años de datos igualaron o superaron las máximas históricas del mes de enero. El resultado inmediato es que se avanza el deshielo cuando apenas llevamos un mes de invierno, que han crecido los ríos, y por ejemplo el Valira ha alcanzado los 28 metros cúbicos por segundo cuando su media de enero es de 4,2 y el Noguera Pallaresa bajaba en Escaló con 23,5 metros cúbicos por segundo cuando su media es de 5,8 y puede avanzarse la floración con resultados nefastos para la agricultura porque aún tienen que volver las olas de frío, posibles heladas y bajas temperaturas. En los cauces fluviales no habrá problemas porque los pantanos estaban en cotas muy bajas y aún están de promedio a la mitad de su capacidad y solo algunas centrales de Endesa tuvieron que abrir compuertas para evitar la acumulación de agua en las cabeceras de los ríos, pero con estas temperaturas también disminuyen los espesores de nieve y se avanza el deshielo. Pero estas temperaturas excepcionales en enero, que según las previsiones acabarán a finales de semana, son una muestra más de una evolución que ha constatado hasta la NASA, que recogía como los tres últimos años, 2015, 2016 y 2017, han sido los más calurosos desde que empezaron a registrarse temperaturas en 1880 y que los datos de este trienio no son puntuales, sino que recogen una tendencia de calentamiento global con resultados tan perceptibles como el retroceso de los glaciares pirenaicos o alpinos o el deshielo del Ártico que también se traducirá en una elevación del nivel del mar, la paulatina desertización de amplias zonas entre las que estaría España, el aumento de las sequías y la falta de agua potable y cambios en los sistemas de producción de alimentos, con fenómenos meteorológicos más virulentos. Como siempre, los efectos se notarán especialmente en los países más pobres, pero nos afectarán a todos si los gobiernos no toman medidas para minimizar los efectos del cambio climático.

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