SEGRE

Creado:

Actualizado:

El limbo jurídico y político en el que estamos sumidos en Catalunya está propiciando que un bloque busque en Bruselas alternativas que hagan compatible el resultado de las elecciones del 21-D con la recuperación de las instituciones con el fin del artículo 155, mientras el otro bloque se refugia en “el imperio de la ley” como valor supremo frente a la aritmética parlamentaria y rechaza cualquier forma de investidura de Carles Puigdemont sin ofrecer por el momento más alternativas. Los primeros invocan su mayoría parlamentaria, suficiente para gobernar pero corta para imponer cambios estructurales, y los segundos acuden a los jueces con procesamientos y hasta encarcelamientos y seguimos con la batalla entre legitimidad y legalidad mientras se empieza a especular con la repetición de elecciones, que nadie quiere, o con la prolongación del 155 y la intervención de la Generalitat. A la vista de que la investidura de Puigdemont provocaría nuevos procesamientos tras la advertencia del Constitucional, y que ERC ya se ha desmarcado, se están buscando alternativas y la última propuesta, en la que parecen estar de acuerdo Junts per Catalunya y ERC, es proponer una doble presidencia: una efectiva que asumiría un diputado de Junts per Catalunya que no estuviera procesado que sería investido por el Parlament y propiciaría la anulación del 155 y la recuperación de la Generalitat, y otra simbólica, y legítima según la propuesta, que asumiría Carles Puigdemont desde Bruselas tras ser proclamado por la denominada asamblea de electos, entidad creada en 2016 por la asociación de municipios independentistas en la que pueden inscribirse diputados, alcaldes o concejales y creada para garantizar el proceso independentista en el caso de suspensión de las instituciones. Hasta ahora había inscritos unos cuatro mil cargos, menos de la mitad de los 9.283 cargos electos que hay ahora en Catalunya y evidentemente no tiene rango estatutario, ni potestad para elegir al presidente de la Generalitat, ni tampoco la representatividad suficiente, por lo que cabe interpretar que estaremos ante una investidura simbólica. No será fácil que las instituciones del Estado acepten esta maniobra, pero si en el Parlament se cumplen todos los requisitos estatutarios poco tendrán que decir sobre la investidura y tampoco está claro que funcione esta bicefalia, pero lo prioritario sigue siendo que se recuperen las instituciones.

tracking