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El conflicto por la proliferación de nidos de cigüeña, especialmente en la Catedral, que enfrenta al obispado de Lleida y al cabildo por un lado y a la entidad ecologista Ipcena por el otro, con la Generalitat como tercero en discordia, ha alcanzado esta semana su punto álgido después de que el cabildo presentara una querella criminal contra la delegada de la conselleria de Territorio en Lleida y de que el viernes este departamento ordenara al obispado la retirada de los sistemas anti nidos de los campanarios de dos iglesias donde quedaron atrapadas tres cigüeñas. La querella del cabildo está motivada porque Territorio le ordenó, sin previa consulta, cambiar el tipo de red instalada en las cúpulas y contrafuertes de la Catedral una semana después de que hubiera autorizado su colocación. Y paralelamente, Ipcena ha denunciado ante la Generalitat al obispado por las aves que quedaron atrapadas, una de las cuales murió. Llama la atención que se haya llegado a esta situación después de que todas las partes implicadas hayan sido incapaces de consensuar una solución. Este singular culebrón está originado porque la población permanente de estas aves se ha multiplicado en la última década en Lleida, al pasar de 180 a 700 parejas, ya que cada vez son menos las que emigran en el invierno, por lo que han “colonizado” los tejados de numerosos edificios, especialmente iglesias, y sus nidos no son inocuos, porque lo más normal es que pesen más de un centenar de kilos (pueden llegar a varios cientos si no se quita parte de su material periódicamente) y los excrementos también son perjudiciales. De hecho, un estudio redactado por dos especialistas de la Universitat de Barcelona concluye que los excrementos de las cigüeñas han deteriorado gravemente las piedras de las cúpulas y los contrafuertes de la Catedral, monumento declarado Bien de Interés Nacional. Está claro que son necesarias medidas para evitar que siga deteriorándose, el problema es que no hay consenso sobre cómo hacerlo, ni tampoco lo hay sobre qué hacer en otros edificios donde hay nidos. A pesar de que esta disputa puede parecer un tanto anecdótica, es necesario que se pongan de una vez las bases que permitan compatibilizar patrimonio y cigüeñas –aves protegidas– porque si como todo apunta su población sigue aumentando al ritmo de los últimos años, a corto plazo habrá nidos en muchos inmuebles, no solo en iglesias.

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