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No hay tregua en la política catalana y cualquier movimiento en un bando tiene inmediata réplica en el otro hasta convertir el reto de la normalización en una carrera de obstáculos cuyo resultado sigue siendo impredecible. La estrategia soberanista de proponer como presidente primero a Carles Puigdemont, con una investidura telemática que se ha demostrado inviable, y después a Jordi Sànchez, en prisión preventiva, que también podía llegar a contar con los votos necesarios en segunda vuelta pese a las reticencias de la CUP, ha sido torpedeada desde Madrid hasta provocar su renuncia no solo a la investidura sino también a su escaño de diputado. El plan C era la propuesta de Jordi Turull como candidato, pero antes de que se llegara a formalizar ha llegado la respuesta de Madrid en forma de citación ante el Supremo del exconseller, junto a otros líderes independentistas, para que se les notifique el viernes su procesamiento por rebelión y su posible reingreso en prisión. ¿Por qué ha cambiado de opinión el mismo juez que dejó en libertad provisional a Turull? Todo apunta, al margen de los posibles nuevos indicios surgidos en la investigación, que es un nuevo obstáculo a un candidato imputado y a frenar su posible investidura en aplicación del artículo 384 de la ley de enjuiciamiento criminal que prevé la inhabilitación antes del juicio y la posible condena de un cargo público que esté en prisión y esté acusado de delitos de rebelión o terrorismo. Aunque sea complicado probar el delito de rebelión de Jordi Turull su auto de procesamiento y su reingreso en prisión ya serviría para impedir su investidura, al margen de lo que se decida posteriormente en juicio. La respuesta desde Catalunya ha sido intentar adelantar el pleno de investidura de Turull para que sea votado como presidente hoy mismo antes de que se le notifique su procesamiento porque evidentemente no es lo mismo encarcelar a un diputado y exconseller que a un presidente de la Generalitat investido por el Parlament. Hay muchos interrogantes en el aire y el primero es conocer la postura de la CUP cuyos votos son imprescindibles para la investidura de Turull en primera votación antes de su procesamiento, pero está claro que desde Madrid se plantearán todos los impedimentos posibles a esta investidura, que su hipotética presidencia estará vigilada y condicionada a los procedimientos judiciales y que la carrera de obstáculos aún durará mucho.

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